La UNESCO le pone límites a la neurotecnología para proteger la mente humana

El organismo busca garantizar que los avances beneficien a la humanidad sin comprometer la seguridad mental ni la privacidad de los individuos.

Por Entrepreneur en Español Nov 11, 2025
Anadolu | Getty Images
PARIS, FRANCE - NOVEMBER 13: A general view of the UNESCO meeting during the 40th session of the United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (UNESCO) at the UNESCO headquarters in Paris, France on November 13, 2019. (Photo by Mustafa Yalcin/Anadolu Agency via Getty Images)

Conclusiones Clave

  • El nuevo marco global establece principios éticos y límites claros sobre cómo se puede acceder y modificar la actividad cerebral humana, marcando un precedente histórico en la defensa del derecho a la privacidad mental.

A medida que la neurotecnología avanza, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) está tomando medidas para garantizar que estos avances no se realicen a expensas de los derechos fundamentales de las personas. 

La organización aprobó un marco global que establece los límites claros sobre el acceso, registro y modulación de la actividad cerebral humana, una medida que entrará en vigor el 12 de noviembre de 2025.

Este nuevo marco busca proteger la “mente humana” y establece que las tecnologías que interactúan con el cerebro deben respetar principios éticos fundamentales. De esta manera se pretende garantizar que la neurotecnología se utilice para mejorar la vida de las personas, sin poner en riesgo su privacidad y autonomía mental.

Según la UNESCO, la inversión privada en neurotecnología creció un 700% entre 2014 y 2021, reflejando un interés creciente por estas tecnologías. Las aplicaciones médicas son ya una realidad, con dispositivos como la estimulación cerebral profunda utilizados para tratar trastornos como el Parkinson y la depresión, o las interfaces cerebro-computadora que ayudan a personas con discapacidades a interactuar con el entorno.

No obstante, fuera del ámbito médico, el uso de la neurotecnología es mucho más difuso. Muchos dispositivos de uso común, como auriculares inteligentes o diademas, recopilan datos del cerebro sin que los usuarios sean plenamente conscientes de ello. 

Estos dispositivos, aunque diseñados para medir el estrés o el sueño, pueden acceder a información altamente sensible sobre las emociones, pensamientos y reacciones de las personas, sin contar con el consentimiento explícito de los usuarios.

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En busca de un marco que proteja nuestra mente

La UNESCO destacó la necesidad de garantizar un acceso inclusivo y asequible a estas tecnologías, al mismo tiempo que se preservan los derechos fundamentales de las personas, especialmente en lo que respecta a la protección de la mente.

La recomendación también pone el foco en los riesgos para los jóvenes y menores, cuyo cerebro aún está en desarrollo, y advierte sobre los peligros del uso de neurotecnología con fines no terapéuticos.

Además, recalcó que se debe evitar el uso de estas tecnologías en el ámbito laboral para monitorear la productividad de los empleados o clasificarlos de alguna manera. En todos los casos, se debe garantizar el consentimiento explícito y la máxima transparencia. 

El organismo reiteró su intención de seguir apoyando a los países en la implementación de esta normativa, ayudando en la revisión de políticas y en el desarrollo de capacidades institucionales para asegurar que los principios éticos sean aplicados de manera efectiva a nivel nacional.

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Conclusiones Clave

  • El nuevo marco global establece principios éticos y límites claros sobre cómo se puede acceder y modificar la actividad cerebral humana, marcando un precedente histórico en la defensa del derecho a la privacidad mental.

A medida que la neurotecnología avanza, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) está tomando medidas para garantizar que estos avances no se realicen a expensas de los derechos fundamentales de las personas. 

La organización aprobó un marco global que establece los límites claros sobre el acceso, registro y modulación de la actividad cerebral humana, una medida que entrará en vigor el 12 de noviembre de 2025.

Este nuevo marco busca proteger la “mente humana” y establece que las tecnologías que interactúan con el cerebro deben respetar principios éticos fundamentales. De esta manera se pretende garantizar que la neurotecnología se utilice para mejorar la vida de las personas, sin poner en riesgo su privacidad y autonomía mental.

Según la UNESCO, la inversión privada en neurotecnología creció un 700% entre 2014 y 2021, reflejando un interés creciente por estas tecnologías. Las aplicaciones médicas son ya una realidad, con dispositivos como la estimulación cerebral profunda utilizados para tratar trastornos como el Parkinson y la depresión, o las interfaces cerebro-computadora que ayudan a personas con discapacidades a interactuar con el entorno.

No obstante, fuera del ámbito médico, el uso de la neurotecnología es mucho más difuso. Muchos dispositivos de uso común, como auriculares inteligentes o diademas, recopilan datos del cerebro sin que los usuarios sean plenamente conscientes de ello. 

Estos dispositivos, aunque diseñados para medir el estrés o el sueño, pueden acceder a información altamente sensible sobre las emociones, pensamientos y reacciones de las personas, sin contar con el consentimiento explícito de los usuarios.

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En busca de un marco que proteja nuestra mente

La UNESCO destacó la necesidad de garantizar un acceso inclusivo y asequible a estas tecnologías, al mismo tiempo que se preservan los derechos fundamentales de las personas, especialmente en lo que respecta a la protección de la mente.

La recomendación también pone el foco en los riesgos para los jóvenes y menores, cuyo cerebro aún está en desarrollo, y advierte sobre los peligros del uso de neurotecnología con fines no terapéuticos.

Además, recalcó que se debe evitar el uso de estas tecnologías en el ámbito laboral para monitorear la productividad de los empleados o clasificarlos de alguna manera. En todos los casos, se debe garantizar el consentimiento explícito y la máxima transparencia. 

El organismo reiteró su intención de seguir apoyando a los países en la implementación de esta normativa, ayudando en la revisión de políticas y en el desarrollo de capacidades institucionales para asegurar que los principios éticos sean aplicados de manera efectiva a nivel nacional.

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