Adopta este pequeño hábito para convertir a tu equipo en una máquina de innovación
El activo más valioso de cualquier empresa no es un producto, una base de datos o siquiera una estrategia brillante.
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.
Conclusiones Clave
- Descubre por qué las empresas más exitosas tratan la curiosidad como un sistema, y no solo como una palabra de moda.
- Aprende cómo un simple cambio en la forma en que tu equipo explora, experimenta y prueba ideas puede cambiar las reglas del juego.
El activo más valioso de cualquier empresa no es un producto, una base de datos o siquiera una estrategia brillante, sino la voluntad de mantenerse curioso. Y no me refiero a la curiosidad como un valor vago. Me refiero a una curiosidad estructurada y operacionalizada. Esa que da forma a tu plan de acción (roadmap), tu cultura y tu ventaja en el mercado.
Hace varios años, Harvard Business Review publicó The Business Case for Curiosity (El argumento empresarial para la curiosidad), donde citaba que la curiosidad aumentaba la creatividad y generaba otras mejoras laborales de forma exponencial. Esto no ha cambiado. Nuevos datos de 2025 refuerzan el concepto, demostrando que la curiosidad no es solo algo “agradable de tener”, sino que rinde frutos, especialmente cuando está integrada en el modo en que opera una empresa.
La velocidad de ejecución es importante, pero es tu capacidad para explorar, probar y ajustar (con curiosidad) lo que te mantiene en la cima. La realidad es que tienes que reevaluarlo todo constantemente. La tecnología se mueve tan rápido que te volverá loco: algo en lo que gastaste $2 millones de dólares el año pasado podría ser ofrecido gratis por OpenAI este fin de semana. Por eso, mantenerse curioso es, simplemente, un mecanismo de supervivencia.
Relacionado: Cómo hacer preguntas verdaderamente poderosas como líder (y por qué es importante)
Por qué los fundadores deben formalizar la curiosidad
La verdad es que la mayoría de los equipos están demasiado ocupados ejecutando para poder experimentar. Eso es un problema. Es imposible aprender algo nuevo si tu calendario está saturado con entregas. No puedes innovar si no hay espacio para preguntarte: “¿Y si hacemos esto?”
Si eres un fundador, esto significa una cosa: la curiosidad tiene que estar diseñada dentro de tu empresa, no solo ser algo que se fomenta. Necesita tiempo dedicado. Necesita responsables. Y debe ser seguro fracasar.
Toma como ejemplo el antiguo manual de estrategias de Google. En un momento dado, permitían a sus empleados dedicar el 20% de su tiempo a proyectos paralelos. No se exigía un retorno de la inversión inmediato. Solo espacio para perseguir una idea. Algunos de los productos más importantes de Google surgieron gracias a esa estructura, no a pesar de ella.
He hablado con muchos líderes que aseguran querer un pensamiento audaz, pero que castigan cualquier cosa que no conduzca directamente al retorno de la inversión. Esa es la manera perfecta de matar las ideas originales. Las empresas que aprenden rápido son las que tratan la curiosidad como un sistema, no como un eslogan.
Relacionado: Así es como debes de pensar si quieres preparar tu negocio para el éxito
Cómo se ve la experimentación estructurada
No estoy hablando de una estrategia que requiera un presupuesto gigantesco o un cambio operativo a nivel de toda la organización. Estoy hablando de reservar tiempo de forma regular para explorar, probar, analizar resultados y manipular. Ejecuta sprints cortos orientados a la innovación, simula escenarios de “qué pasaría si”, y dale a tu equipo la libertad de construir cosas solo para ver qué sucede.
Esto podría manifestarse como un canal de Slack llamado “Lo que probamos”. Una “hora de disrupción” recurrente los viernes. O una política donde el 10% del tiempo está protegido para proyectos paralelos. Cualquiera que sea el formato, lo importante es darle a la curiosidad un contenedor, y asegurar que sea seguro experimentar sin la presión de un retorno de la inversión inmediato.
Algunas empresas formalizan esto aún más. Un estudio en el Global Journal of Business Management encontró que las organizaciones que rastrean KPIs basados en la curiosidad —como la producción de innovación, la participación de los empleados y la eficiencia— ven un impacto empresarial medible. Formal o informal, la idea es la misma: crea espacio para la experimentación y desarrolla bucles de retroalimentación para que esos descubrimientos se reintegren en el negocio.
Por qué la curiosidad y la IA ahora son inseparables
En este momento, el laboratorio de curiosidad más potente en tu negocio es la inteligencia artificial (IA).
Diariamente se lanzan nuevas herramientas, y las empresas que triunfan no son las que tienen más expertos en IA, sino las que se mantienen lo suficientemente curiosas como para probar, testear y adaptarse rápidamente. No necesitas ser un ingeniero de prompts para experimentar. Solo necesitas una inclinación hacia la exploración.
En mi empresa cada mes organizamos “Días de IA”: sin agenda, sin presión, solo tiempo práctico para manipular nuevas herramientas. A veces construimos algo brillante. A veces estropeamos cosas. De cualquier forma, aprendemos. Ese es el objetivo.
La IA es un objetivo en constante movimiento. Una herramienta que ignoras hoy podría alterar tu flujo de trabajo mañana. Por eso la curiosidad estructurada importa más que nunca: le da permiso a tu equipo para investigar, presionar botones (o experimentar) y encontrar innovaciones desde el principio.
Pero esto no se trata solo de tecnología. La curiosidad puede generar cambios en todos los ámbitos: un mejor flujo de incorporación (onboarding), una estrategia de ventas más inteligente, un nuevo insigth de mercado. La IA simplemente resulta ser el campo de acción más rápido para ese tipo de pensamiento hoy en día.
Relacionado: En la era de la IA, estas habilidades les permitirán a los mercadólogos seguir siendo esenciales
La mentalidad que hace la diferencia
La verdad es que esto requiere un esfuerzo adicional. Probablemente tendrás que reservar tiempo que realmente no tienes. Podrías terminar haciendo todas tus tareas habituales, además de crear espacio para la experimentación. Pero vale la pena. Esta mentalidad de mantenerse curioso, realizar pequeños experimentos y no aferrarse al volante con demasiada fuerza es la clave para lograr grandes avances: eficiencias operativas, nuevas formas de atender a los clientes y estrategias de venta más inteligentes.
Todo esto se trata de conseguir victorias reales. Los equipos que crean espacio para la curiosidad son los que encuentran mejores maneras de trabajar: automatizando tareas, descubriendo nuevas fuentes de ingresos y optimizando las operaciones. Son ellos quienes detectan una idea clave a tiempo y se mueven más rápido gracias a ello. ¿Quieres justificarlo desde el punto de vista empresarial? Empieza por demostrar cómo unas cuantas horas de exploración estructurada condujeron a algo tangible: más eficiencia, un lanzamiento más rápido, o una propuesta de valor más inteligente. Eso es lo que se nota y lo que multiplica el éxito.
No seas curioso “solo por serlo”. Cuando tienes una cultura de la curiosidad, descubres las pistas para resolver los problemas reales. Es la forma en que detectarás algo que nadie más vio. Eso solo sucede cuando estás inmerso en ello: jugando, probando botones inusuales, manipulando nuevas herramientas y viendo qué pasa.
Tendrás que sacrificar un poco. Pero dentro de seis o nueve meses, ese tiempo que protegiste te pagará con creces. Solo tienes que crearle espacio ahora.
Relacionado: Es posible que la estrategia de IA de tu empresa esté al revés. Aquí te explicamos por qué — y cómo arreglarla
Conclusiones Clave
- Descubre por qué las empresas más exitosas tratan la curiosidad como un sistema, y no solo como una palabra de moda.
- Aprende cómo un simple cambio en la forma en que tu equipo explora, experimenta y prueba ideas puede cambiar las reglas del juego.
El activo más valioso de cualquier empresa no es un producto, una base de datos o siquiera una estrategia brillante, sino la voluntad de mantenerse curioso. Y no me refiero a la curiosidad como un valor vago. Me refiero a una curiosidad estructurada y operacionalizada. Esa que da forma a tu plan de acción (roadmap), tu cultura y tu ventaja en el mercado.
Hace varios años, Harvard Business Review publicó The Business Case for Curiosity (El argumento empresarial para la curiosidad), donde citaba que la curiosidad aumentaba la creatividad y generaba otras mejoras laborales de forma exponencial. Esto no ha cambiado. Nuevos datos de 2025 refuerzan el concepto, demostrando que la curiosidad no es solo algo “agradable de tener”, sino que rinde frutos, especialmente cuando está integrada en el modo en que opera una empresa.
La velocidad de ejecución es importante, pero es tu capacidad para explorar, probar y ajustar (con curiosidad) lo que te mantiene en la cima. La realidad es que tienes que reevaluarlo todo constantemente. La tecnología se mueve tan rápido que te volverá loco: algo en lo que gastaste $2 millones de dólares el año pasado podría ser ofrecido gratis por OpenAI este fin de semana. Por eso, mantenerse curioso es, simplemente, un mecanismo de supervivencia.
Relacionado: Cómo hacer preguntas verdaderamente poderosas como líder (y por qué es importante)
Por qué los fundadores deben formalizar la curiosidad
La verdad es que la mayoría de los equipos están demasiado ocupados ejecutando para poder experimentar. Eso es un problema. Es imposible aprender algo nuevo si tu calendario está saturado con entregas. No puedes innovar si no hay espacio para preguntarte: “¿Y si hacemos esto?”
Si eres un fundador, esto significa una cosa: la curiosidad tiene que estar diseñada dentro de tu empresa, no solo ser algo que se fomenta. Necesita tiempo dedicado. Necesita responsables. Y debe ser seguro fracasar.
Toma como ejemplo el antiguo manual de estrategias de Google. En un momento dado, permitían a sus empleados dedicar el 20% de su tiempo a proyectos paralelos. No se exigía un retorno de la inversión inmediato. Solo espacio para perseguir una idea. Algunos de los productos más importantes de Google surgieron gracias a esa estructura, no a pesar de ella.
He hablado con muchos líderes que aseguran querer un pensamiento audaz, pero que castigan cualquier cosa que no conduzca directamente al retorno de la inversión. Esa es la manera perfecta de matar las ideas originales. Las empresas que aprenden rápido son las que tratan la curiosidad como un sistema, no como un eslogan.
Relacionado: Así es como debes de pensar si quieres preparar tu negocio para el éxito
Cómo se ve la experimentación estructurada
No estoy hablando de una estrategia que requiera un presupuesto gigantesco o un cambio operativo a nivel de toda la organización. Estoy hablando de reservar tiempo de forma regular para explorar, probar, analizar resultados y manipular. Ejecuta sprints cortos orientados a la innovación, simula escenarios de “qué pasaría si”, y dale a tu equipo la libertad de construir cosas solo para ver qué sucede.
Esto podría manifestarse como un canal de Slack llamado “Lo que probamos”. Una “hora de disrupción” recurrente los viernes. O una política donde el 10% del tiempo está protegido para proyectos paralelos. Cualquiera que sea el formato, lo importante es darle a la curiosidad un contenedor, y asegurar que sea seguro experimentar sin la presión de un retorno de la inversión inmediato.
Algunas empresas formalizan esto aún más. Un estudio en el Global Journal of Business Management encontró que las organizaciones que rastrean KPIs basados en la curiosidad —como la producción de innovación, la participación de los empleados y la eficiencia— ven un impacto empresarial medible. Formal o informal, la idea es la misma: crea espacio para la experimentación y desarrolla bucles de retroalimentación para que esos descubrimientos se reintegren en el negocio.
Por qué la curiosidad y la IA ahora son inseparables
En este momento, el laboratorio de curiosidad más potente en tu negocio es la inteligencia artificial (IA).
Diariamente se lanzan nuevas herramientas, y las empresas que triunfan no son las que tienen más expertos en IA, sino las que se mantienen lo suficientemente curiosas como para probar, testear y adaptarse rápidamente. No necesitas ser un ingeniero de prompts para experimentar. Solo necesitas una inclinación hacia la exploración.
En mi empresa cada mes organizamos “Días de IA”: sin agenda, sin presión, solo tiempo práctico para manipular nuevas herramientas. A veces construimos algo brillante. A veces estropeamos cosas. De cualquier forma, aprendemos. Ese es el objetivo.
La IA es un objetivo en constante movimiento. Una herramienta que ignoras hoy podría alterar tu flujo de trabajo mañana. Por eso la curiosidad estructurada importa más que nunca: le da permiso a tu equipo para investigar, presionar botones (o experimentar) y encontrar innovaciones desde el principio.
Pero esto no se trata solo de tecnología. La curiosidad puede generar cambios en todos los ámbitos: un mejor flujo de incorporación (onboarding), una estrategia de ventas más inteligente, un nuevo insigth de mercado. La IA simplemente resulta ser el campo de acción más rápido para ese tipo de pensamiento hoy en día.
Relacionado: En la era de la IA, estas habilidades les permitirán a los mercadólogos seguir siendo esenciales
La mentalidad que hace la diferencia
La verdad es que esto requiere un esfuerzo adicional. Probablemente tendrás que reservar tiempo que realmente no tienes. Podrías terminar haciendo todas tus tareas habituales, además de crear espacio para la experimentación. Pero vale la pena. Esta mentalidad de mantenerse curioso, realizar pequeños experimentos y no aferrarse al volante con demasiada fuerza es la clave para lograr grandes avances: eficiencias operativas, nuevas formas de atender a los clientes y estrategias de venta más inteligentes.
Todo esto se trata de conseguir victorias reales. Los equipos que crean espacio para la curiosidad son los que encuentran mejores maneras de trabajar: automatizando tareas, descubriendo nuevas fuentes de ingresos y optimizando las operaciones. Son ellos quienes detectan una idea clave a tiempo y se mueven más rápido gracias a ello. ¿Quieres justificarlo desde el punto de vista empresarial? Empieza por demostrar cómo unas cuantas horas de exploración estructurada condujeron a algo tangible: más eficiencia, un lanzamiento más rápido, o una propuesta de valor más inteligente. Eso es lo que se nota y lo que multiplica el éxito.
No seas curioso “solo por serlo”. Cuando tienes una cultura de la curiosidad, descubres las pistas para resolver los problemas reales. Es la forma en que detectarás algo que nadie más vio. Eso solo sucede cuando estás inmerso en ello: jugando, probando botones inusuales, manipulando nuevas herramientas y viendo qué pasa.
Tendrás que sacrificar un poco. Pero dentro de seis o nueve meses, ese tiempo que protegiste te pagará con creces. Solo tienes que crearle espacio ahora.
Relacionado: Es posible que la estrategia de IA de tu empresa esté al revés. Aquí te explicamos por qué — y cómo arreglarla
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