La IA está reconfigurando los roles y procesos dentro de las compañías

La IA está cambiando la “arquitectura de roles” dentro de las compañías. Ahora, los roles no se definen por el nombre del puesto, sino por un conjunto de tareas y las habilidades necesarias para completarlas.

Por Anna Belova Nov 14, 2025
lemon_tm | Getty Images

Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.

Conclusiones Clave

  • Las empresas están pasando de jerarquías rígidas a flujos de trabajo flexibles y orientados a tareas, donde los humanos y la inteligencia artificial colaboran, eliminando cuellos de botella y aumentando la eficiencia.
  • Las habilidades blandas, el pensamiento sistémico, la comunicación clara y la capacidad de orquestar tareas impulsadas por IA están volviéndose más valiosas que las habilidades técnicas tradicionales.
  • Al dividir los procesos en pasos, asignar tareas a humanos o IA, implementar orquestación y medir resultados, las empresas pueden lograr operaciones más rápidas, transparentes y responsables.

Durante décadas, las empresas han operado de una forma familiar: estructuras rígidas, títulos de puesto claros, departamentos con áreas de responsabilidad definidas. Marketing se encargaba de la publicidad, ventas de los clientes, logística de las entregas y finanzas de los reportes. En papel, esto parece ordenado, pero en realidad, todos los líderes se han enfrentado a tareas que se quedan atoradas “entre departamentos”.

Un paso requiere aprobación de marketing, otro de soporte y uno más de legal. Se pierde tiempo, el cliente espera y la empresa pierde dinero. Hoy, la inteligencia artificial (IA) está cambiando este panorama. Literalmente está reestructurando la “arquitectura de roles” dentro de las compañías. En lugar de una jerarquía rígida, surge un modelo de trabajo flexible y de punta a punta: los roles ya no se definen por el título, sino por un conjunto de tareas y las habilidades necesarias para llevarlas a cabo.

Relacionado: La IA no te reemplazará — pero tu previsibilidad sí. Así es como puedes volverte irremplazable

¿Cuál es la diferencia?
Si antes veíamos a una persona a través del prisma de su título de puesto, ahora lo que importa más es qué tareas específicas pueden resolverse. Hoy es menos relevante quién las realiza: un empleado o un agente de IA. Si un agente tiene acceso a los datos y a las herramientas, completará un paso más rápido que todo un departamento. La persona interviene cuando se requiere criterio experto, la revisión de un punto conflictivo o una decisión en una situación atípica.

En este panorama aparece un “orquestador”: un sistema o un gerente que asigna los pasos — quién los ejecuta, en qué orden, con qué reglas de seguridad y con qué controles de calidad.

Los roles se vuelven fluidos. El mismo agente puede atender a un cliente hoy, analizar la demanda mañana o pronosticar ventas al día siguiente. Todo depende de sus “capacidades”: acceso a datos, conjuntos de herramientas y cadenas de acción. Para las empresas, esto elimina los cuellos de botella dentro de departamentos específicos, y las tareas fluyen por toda la organización sin estar lanzando la “pelota” entre equipos.

Un ejemplo de comercio electrónico

Antes, una devolución operaba así: el cliente escribía a soporte, soporte aclaraba con el almacén, luego iba con finanzas y después regresaba al cliente. Este ir y venir podía prolongarse durante días. En un modelo flexible y de punta a punta, el proceso se convierte en una única cadena coordinada: el agente revisa el pedido, consulta la política de devoluciones, solicita fotos del artículo, crea automáticamente un registro, inicia la devolución y notifica al cliente. Una persona solo interviene en casos disputados. El resultado es velocidad, transparencia y un cliente satisfecho.

Por qué funciona esto

Los principales valores de este enfoque son la transparencia y la responsabilidad. Cada acción queda registrada: quién hizo qué y cuándo. Los derechos y las limitaciones están definidos para cada paso. Un humano siempre puede intervenir en un momento crítico. La eficiencia ya no se mide por el número de personas en un departamento, sino por métricas concretas: cuánto tardó la solución, cuál fue la precisión, cuántos recursos se ahorraron y cuán satisfecho quedó el cliente.

En lugar de pensar en “departamentos” y “títulos de puesto,” las empresas comienzan a pensar en términos de tareas y resultados. Esto cambia la propia cultura de gestión. El control y la responsabilidad permanecen, mientras que aparecen la flexibilidad y la rapidez.

Relacionado: ¿La IA reemplazará mis funciones? Claves para entender su uso en el trabajo

Dónde ya está ocurriendo

Lo vemos en distintos sectores.

  • En atención al cliente, los agentes procesan automáticamente la mayoría de las solicitudes, y las personas intervienen solo en casos excepcionales.
  • En marketing, los agentes prueban decenas de hipótesis en paralelo, y los gestores eligen aquellas que ofrecen los mejores resultados.
  • En logística, los agentes coordinan pedidos, revisan la disponibilidad en almacén y seleccionan rutas, liberando a las personas para tareas estratégicas.

Lo que antes requería semanas de aprobaciones ahora toma horas. Esto no es ciencia ficción. Las empresas de todo el mundo ya lo están implementando.

¿Qué significa esto para Recursos Humanos y la contratación?

La IA no solo cambia los procesos; cambia la manera en que observamos a las personas. En un mundo donde los agentes asumen una parte de las tareas, las habilidades técnicas “puras” dejan de ser el único punto de partida. Las habilidades blandas y las cualidades “de punta a punta” vuelven a ser realmente valiosas: pensamiento sistémico, comunicación clara, capacidad de expresar un problema en palabras simples, actitud crítica ante los resultados de la IA y la capacidad de aprender rápido y colaborar.

Hoy, un diseñador puede “dibujar con un prompt”, un product manager puede ensamblar hipótesis en cadenas de acción para un agente, y soporte puede escalar con elegancia solo aquellos casos donde realmente se necesita a un humano. Al contratar, es importante evaluar no solo “lo que una persona puede hacer con sus manos”, sino también “cómo piensa, cómo hace preguntas, cómo toma decisiones y cómo asume la responsabilidad.” Quienes sepan trabajar codo a codo con la IA —verificando, guiando y explicando— multiplicarán la velocidad del equipo.

Relacionado: El nuevo liderazgo: tres habilidades humanas que la IA no puede reemplazar

Cómo empezar

  1. Desglosa los procesos clave en pasos y tareas. Por ejemplo, “devolución de producto” incluye verificar el pedido, consultar la política, generar un registro e iniciar la devolución.
  2. Describe los datos, las herramientas y las reglas de cada paso. ¿Dónde se almacenan los datos? ¿Qué permisos se necesitan? ¿Qué restricciones existen?
  3. Determina dónde un agente puede trabajar de forma independiente y dónde se requiere a una persona. La verificación automática de pedidos se asigna a un agente, mientras que la resolución de casos disputados es gestionada por una persona.
  4. Implementa orquestación y registros. Saber quién actuó, cuándo y con qué resultado genera transparencia y confianza.
  5. Mide el valor. Da seguimiento al tiempo de ciclo, la precisión, el costo y la satisfacción del cliente. Estos son los KPIs reales del nuevo sistema.

Relacionado: Deberías aprender a programar con “vibe coding”, dice el fundador de Google Brain

Lo que esto significa para el futuro

Tenemos por delante una gran tarea: aprender a organizar el trabajo conjunto entre personas e IA como un solo sistema. Las funciones dejan de ser rígidas y se vuelven dinámicas, asignadas según la tarea específica. El control, la transparencia y la responsabilidad no desaparecen; al contrario, se vuelven todavía más claros.

Las empresas que logren transformarse obtendrán la ventaja clave: velocidad, flexibilidad y la capacidad de coordinar procesos de extremo a extremo. Esto significa menos pérdidas, clientes más satisfechos y un crecimiento sostenible.

La IA no solo cambia la tecnología; cambia la propia “arquitectura de los roles” dentro del negocio. Quienes la vean no como una amenaza sino como un nuevo socio serán quienes ganen.

Conclusiones Clave

  • Las empresas están pasando de jerarquías rígidas a flujos de trabajo flexibles y orientados a tareas, donde los humanos y la inteligencia artificial colaboran, eliminando cuellos de botella y aumentando la eficiencia.
  • Las habilidades blandas, el pensamiento sistémico, la comunicación clara y la capacidad de orquestar tareas impulsadas por IA están volviéndose más valiosas que las habilidades técnicas tradicionales.
  • Al dividir los procesos en pasos, asignar tareas a humanos o IA, implementar orquestación y medir resultados, las empresas pueden lograr operaciones más rápidas, transparentes y responsables.

Durante décadas, las empresas han operado de una forma familiar: estructuras rígidas, títulos de puesto claros, departamentos con áreas de responsabilidad definidas. Marketing se encargaba de la publicidad, ventas de los clientes, logística de las entregas y finanzas de los reportes. En papel, esto parece ordenado, pero en realidad, todos los líderes se han enfrentado a tareas que se quedan atoradas “entre departamentos”.

Un paso requiere aprobación de marketing, otro de soporte y uno más de legal. Se pierde tiempo, el cliente espera y la empresa pierde dinero. Hoy, la inteligencia artificial (IA) está cambiando este panorama. Literalmente está reestructurando la “arquitectura de roles” dentro de las compañías. En lugar de una jerarquía rígida, surge un modelo de trabajo flexible y de punta a punta: los roles ya no se definen por el título, sino por un conjunto de tareas y las habilidades necesarias para llevarlas a cabo.

Relacionado: La IA no te reemplazará — pero tu previsibilidad sí. Así es como puedes volverte irremplazable

¿Cuál es la diferencia?
Si antes veíamos a una persona a través del prisma de su título de puesto, ahora lo que importa más es qué tareas específicas pueden resolverse. Hoy es menos relevante quién las realiza: un empleado o un agente de IA. Si un agente tiene acceso a los datos y a las herramientas, completará un paso más rápido que todo un departamento. La persona interviene cuando se requiere criterio experto, la revisión de un punto conflictivo o una decisión en una situación atípica.

En este panorama aparece un “orquestador”: un sistema o un gerente que asigna los pasos — quién los ejecuta, en qué orden, con qué reglas de seguridad y con qué controles de calidad.

Los roles se vuelven fluidos. El mismo agente puede atender a un cliente hoy, analizar la demanda mañana o pronosticar ventas al día siguiente. Todo depende de sus “capacidades”: acceso a datos, conjuntos de herramientas y cadenas de acción. Para las empresas, esto elimina los cuellos de botella dentro de departamentos específicos, y las tareas fluyen por toda la organización sin estar lanzando la “pelota” entre equipos.

Un ejemplo de comercio electrónico

Antes, una devolución operaba así: el cliente escribía a soporte, soporte aclaraba con el almacén, luego iba con finanzas y después regresaba al cliente. Este ir y venir podía prolongarse durante días. En un modelo flexible y de punta a punta, el proceso se convierte en una única cadena coordinada: el agente revisa el pedido, consulta la política de devoluciones, solicita fotos del artículo, crea automáticamente un registro, inicia la devolución y notifica al cliente. Una persona solo interviene en casos disputados. El resultado es velocidad, transparencia y un cliente satisfecho.

Por qué funciona esto

Los principales valores de este enfoque son la transparencia y la responsabilidad. Cada acción queda registrada: quién hizo qué y cuándo. Los derechos y las limitaciones están definidos para cada paso. Un humano siempre puede intervenir en un momento crítico. La eficiencia ya no se mide por el número de personas en un departamento, sino por métricas concretas: cuánto tardó la solución, cuál fue la precisión, cuántos recursos se ahorraron y cuán satisfecho quedó el cliente.

En lugar de pensar en “departamentos” y “títulos de puesto,” las empresas comienzan a pensar en términos de tareas y resultados. Esto cambia la propia cultura de gestión. El control y la responsabilidad permanecen, mientras que aparecen la flexibilidad y la rapidez.

Relacionado: ¿La IA reemplazará mis funciones? Claves para entender su uso en el trabajo

Dónde ya está ocurriendo

Lo vemos en distintos sectores.

  • En atención al cliente, los agentes procesan automáticamente la mayoría de las solicitudes, y las personas intervienen solo en casos excepcionales.
  • En marketing, los agentes prueban decenas de hipótesis en paralelo, y los gestores eligen aquellas que ofrecen los mejores resultados.
  • En logística, los agentes coordinan pedidos, revisan la disponibilidad en almacén y seleccionan rutas, liberando a las personas para tareas estratégicas.

Lo que antes requería semanas de aprobaciones ahora toma horas. Esto no es ciencia ficción. Las empresas de todo el mundo ya lo están implementando.

¿Qué significa esto para Recursos Humanos y la contratación?

La IA no solo cambia los procesos; cambia la manera en que observamos a las personas. En un mundo donde los agentes asumen una parte de las tareas, las habilidades técnicas “puras” dejan de ser el único punto de partida. Las habilidades blandas y las cualidades “de punta a punta” vuelven a ser realmente valiosas: pensamiento sistémico, comunicación clara, capacidad de expresar un problema en palabras simples, actitud crítica ante los resultados de la IA y la capacidad de aprender rápido y colaborar.

Hoy, un diseñador puede “dibujar con un prompt”, un product manager puede ensamblar hipótesis en cadenas de acción para un agente, y soporte puede escalar con elegancia solo aquellos casos donde realmente se necesita a un humano. Al contratar, es importante evaluar no solo “lo que una persona puede hacer con sus manos”, sino también “cómo piensa, cómo hace preguntas, cómo toma decisiones y cómo asume la responsabilidad.” Quienes sepan trabajar codo a codo con la IA —verificando, guiando y explicando— multiplicarán la velocidad del equipo.

Relacionado: El nuevo liderazgo: tres habilidades humanas que la IA no puede reemplazar

Cómo empezar

  1. Desglosa los procesos clave en pasos y tareas. Por ejemplo, “devolución de producto” incluye verificar el pedido, consultar la política, generar un registro e iniciar la devolución.
  2. Describe los datos, las herramientas y las reglas de cada paso. ¿Dónde se almacenan los datos? ¿Qué permisos se necesitan? ¿Qué restricciones existen?
  3. Determina dónde un agente puede trabajar de forma independiente y dónde se requiere a una persona. La verificación automática de pedidos se asigna a un agente, mientras que la resolución de casos disputados es gestionada por una persona.
  4. Implementa orquestación y registros. Saber quién actuó, cuándo y con qué resultado genera transparencia y confianza.
  5. Mide el valor. Da seguimiento al tiempo de ciclo, la precisión, el costo y la satisfacción del cliente. Estos son los KPIs reales del nuevo sistema.

Relacionado: Deberías aprender a programar con “vibe coding”, dice el fundador de Google Brain

Lo que esto significa para el futuro

Tenemos por delante una gran tarea: aprender a organizar el trabajo conjunto entre personas e IA como un solo sistema. Las funciones dejan de ser rígidas y se vuelven dinámicas, asignadas según la tarea específica. El control, la transparencia y la responsabilidad no desaparecen; al contrario, se vuelven todavía más claros.

Las empresas que logren transformarse obtendrán la ventaja clave: velocidad, flexibilidad y la capacidad de coordinar procesos de extremo a extremo. Esto significa menos pérdidas, clientes más satisfechos y un crecimiento sostenible.

La IA no solo cambia la tecnología; cambia la propia “arquitectura de los roles” dentro del negocio. Quienes la vean no como una amenaza sino como un nuevo socio serán quienes ganen.

The rest of this article is locked.

Join Entrepreneur+ today for access.

Subscribe Now

Already have an account? Sign In

Anna Belova

CEO & Founder DEVAR at DEVAR
Entrepreneur Leadership Network® Contributor
Anna Belova is a serial tech entrepreneur, Forbes U30, and a global expert in immersive technology and AI. Creator of one of the most popular products with AR (over 15 million sold) and no code AI platform MyWebAR for creating XR experiences. Clients include Fortune 500 companies & SMBs

Contenido Relacionado