Al 75% de los emprendedores les cuesta delegar. Este marco te ayudará a hacerlo
Aprende cuándo delegar, qué tareas soltar primero y cómo la delegación estratégica se convierte en el motor del crecimiento mucho antes de que te sientas “listo” para hacerlo.
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.
Conclusiones Clave
- Muchos emprendedores quedan atrapados entre la necesidad de más capacidad para crecer y la obligación de justificar nuevas contrataciones, lo que los lleva a asumir demasiadas tareas.
- Por esta razón, la mayoría de los fundadores tarda demasiado tiempo en delegar, esperando a que el flujo de efectivo se alinee con todos los demás factores.
- En un principio, los fundadores deberían delegar solo entre cinco y diez horas de trabajo a la semana, comenzando por las tareas que liberan mayor carga mental y desbloquean más capacidad.
- No veas a la delegación como algo que ocurre solo después de un gran crecimiento. El crecimiento surge de delegar, no al revés.
Todos los emprendedores caen en el mismo círculo frustrante en algún momento: necesitas más capacidad para crecer, pero necesitas más crecimiento para justificar el costo de delegar. Así, muchísimos emprendedores se quedan atrapados en ese punto medio, claramente abrumados y, quizás, en camino al agotamiento. Se repiten que contratarán cuando las cosas se estabilicen… pero eso casi nunca sucede.
La mayoría de los fundadores tarda demasiado en delegar por esta misma razón: esperan a que el flujo de efectivo se alinee con todos los demás factores. De hecho, el 75% de los emprendedores tiene dificultades para delegar, mientras que quienes sí lo hacen registran más de 100 puntos porcentuales adicionales de crecimiento frente a quienes no delegan.
En este artículo desgloso un marco simple y práctico para ayudarte a identificar exactamente cuándo contratar, qué delegar primero y cómo la delegación estratégica puede convertirse en un acelerador de ingresos cuando se aplica correctamente.
Si estás atrapado en el dilema de la capacidad, este artículo es para ti.
Relacionado: La verdadera razón por la que te cuesta delegar — y cómo solucionarlo de una vez por todas
Por qué los fundadores retrasan la delegación
En general, los emprendedores evitan delegar porque la decisión se percibe como costosa, emocional y como una gran inversión de tiempo. Lo que muchos no consideran es el verdadero costo de no contratar: el tiempo que pierdes por hacerlo todo tú mismo.
Cuando pasas los días apagando incendios y cambiando todo el tiempo de contexto, en realidad solo estás dando vueltas en el mismo lugar y, en muchos casos, apenas logrando mantener todo en pie.
Así que la verdadera pregunta no es: “¿puedo darme el lujo de contratar?”
Sino: “¿cuánto me está costando no hacerlo?”.
Lo que te está costando no delegar
Una forma muy simple de empezar a calcular el costo de hacerlo todo tú mismo es ponerle valor a tu tiempo.
Si eres de los que cobran su tiempo a clientes —por ejemplo, abogado, contador, electricista u otro profesional de servicios— ya sabes cuánto vale tu hora: es tu tarifa.
Si no cobras por hora —por ejemplo, si eres dueño de un restaurante, fundador de una marca de consumo o CTO— puedes asignarte una tarifa horaria teórica basada en lo que ganarías haciendo un trabajo similar. Basta con revisar portales de empleo para ver cuánto se paga en puestos equivalentes.
Luego, para cada tarea, piensa cuánto tiempo te toma hacerla. Supongamos que tu hora vale $100 dólares, y una tarea te toma una hora porque estás distraído y atendiendo varias cosas a la vez. Pero si le pagas a tu asistente administrativo $35 dólares por hora para hacer la misma tarea y a él o ella le toma 30 minutos, las cuentas claramente salen a tu favor.
La clave de este marco es una sola: tienes que usar de forma productiva el tiempo que liberas al delegar y convertirlo en valor real. Solo así estarás aprovechando la inversión que estás haciendo.
Relacionado: Delegar no significa perder el control; significa maximizar tu impacto. Así es como puedes hacerlo de forma efectiva
Qué delegar primero (para no contratar de más ni contratar mal)
Muchos fundadores asumen que su primera contratación debe ser una especie de unicornio que haga de todo. Si puedo decirte algo con total claridad es esto: no necesitas un unicornio, y además es extremadamente difícil encontrar uno.
Las empresas más exitosas delegan por fases, comenzando por las áreas que liberan mayor carga mental y desbloquean más capacidad.
Este es el orden de delegación que recomiendo para la mayoría de los pequeños negocios:
- Administración y gestión del inbox: correos, agenda, seguimientos, recordatorios a clientes, organización semanal. Esto libera horas de inmediato y reduce las oportunidades perdidas. Incluso una o dos horas al día de ayuda con el correo pueden disminuir drásticamente la sensación de saturación y mejorar la velocidad en la toma de decisiones.
- Tareas operativas repetitivas y automatización: piensa en captura de datos, actualizaciones de CRM, automatizaciones, cobranza, facturación y cualquier otra tarea repetitiva. No requieren tu experiencia; consumen tu tiempo y, en muchos casos, pueden automatizarse para ahorrar todavía más tiempo y dinero.
- Soporte en la entrega: si tu negocio es intensivo en atención a clientes o en entrega de productos o servicios, tarde o temprano delegarás partes del proceso. En negocios de oficios, por ejemplo, delegar cotizaciones, agenda y seguimientos a un asistente virtual reduce tiempos de respuesta y acelera el flujo de efectivo, permitiéndote concentrarte en la entrega principal.
- Apoyo en marketing: suele ser tentador delegar primero el marketing, pero no vale la pena si tus sistemas base no están listos: solo estarás enviando prospectos a un sistema que no funciona. Cuando llegue el momento, puedes delegar tareas como programación de contenido, publicaciones, recopilación de testimonios, envío de newsletters y gestión de redes sociales, entre otras cosas.
Empieza en pequeño. Delegar, refina el proceso y luego avanza al siguiente paso.
Cuánto delegar (sin reventar tus márgenes)
Recomiendo empezar delegando solo entre cinco y diez horas de trabajo a la semana. Esto ayuda a aliviar la carga que interrumpe tu capacidad de crecer y planear, y delegar incluso una pequeña parte del trabajo puede generar beneficios desproporcionados.
Si el flujo de efectivo se siente ajustado, aplica la misma lógica que usarías para cualquier presupuesto: empieza de forma austera, mide el retorno de inversión y ajusta sobre la marcha.
Recuerda que el objetivo no es reducir tu carga de trabajo a cero. El objetivo es recuperar suficiente tiempo y espacio mental para tomar mejores decisiones y, al mismo tiempo, fortalecer tu capacidad de delegar.
Relacionado: Las 5 tareas que los emprendedores exitosos ya están delegando
La verdad de fondo: el crecimiento nace de la delegación, no antes
En lugar de ver la delegación como algo que ocurre solo después de haber crecido de forma significativa, recuerda que el crecimiento no llega porque hoy no tengas la capacidad para crearlo.
Si operas constantemente al 100% de tu capacidad, no hay espacio para el pensamiento estratégico, la experimentación ni para oportunidades de mayor valor. La delegación iterativa es la salida de ese punto muerto. En el momento en que liberas aunque sea una fracción de tu carga de trabajo, tu negocio gana margen de maniobra. Es justamente en ese espacio donde el crecimiento se vuelve posible.
Conclusiones Clave
- Muchos emprendedores quedan atrapados entre la necesidad de más capacidad para crecer y la obligación de justificar nuevas contrataciones, lo que los lleva a asumir demasiadas tareas.
- Por esta razón, la mayoría de los fundadores tarda demasiado tiempo en delegar, esperando a que el flujo de efectivo se alinee con todos los demás factores.
- En un principio, los fundadores deberían delegar solo entre cinco y diez horas de trabajo a la semana, comenzando por las tareas que liberan mayor carga mental y desbloquean más capacidad.
- No veas a la delegación como algo que ocurre solo después de un gran crecimiento. El crecimiento surge de delegar, no al revés.
Todos los emprendedores caen en el mismo círculo frustrante en algún momento: necesitas más capacidad para crecer, pero necesitas más crecimiento para justificar el costo de delegar. Así, muchísimos emprendedores se quedan atrapados en ese punto medio, claramente abrumados y, quizás, en camino al agotamiento. Se repiten que contratarán cuando las cosas se estabilicen… pero eso casi nunca sucede.
La mayoría de los fundadores tarda demasiado en delegar por esta misma razón: esperan a que el flujo de efectivo se alinee con todos los demás factores. De hecho, el 75% de los emprendedores tiene dificultades para delegar, mientras que quienes sí lo hacen registran más de 100 puntos porcentuales adicionales de crecimiento frente a quienes no delegan.
En este artículo desgloso un marco simple y práctico para ayudarte a identificar exactamente cuándo contratar, qué delegar primero y cómo la delegación estratégica puede convertirse en un acelerador de ingresos cuando se aplica correctamente.
Si estás atrapado en el dilema de la capacidad, este artículo es para ti.
Relacionado: La verdadera razón por la que te cuesta delegar — y cómo solucionarlo de una vez por todas
Por qué los fundadores retrasan la delegación
En general, los emprendedores evitan delegar porque la decisión se percibe como costosa, emocional y como una gran inversión de tiempo. Lo que muchos no consideran es el verdadero costo de no contratar: el tiempo que pierdes por hacerlo todo tú mismo.
Cuando pasas los días apagando incendios y cambiando todo el tiempo de contexto, en realidad solo estás dando vueltas en el mismo lugar y, en muchos casos, apenas logrando mantener todo en pie.
Así que la verdadera pregunta no es: “¿puedo darme el lujo de contratar?”
Sino: “¿cuánto me está costando no hacerlo?”.
Lo que te está costando no delegar
Una forma muy simple de empezar a calcular el costo de hacerlo todo tú mismo es ponerle valor a tu tiempo.
Si eres de los que cobran su tiempo a clientes —por ejemplo, abogado, contador, electricista u otro profesional de servicios— ya sabes cuánto vale tu hora: es tu tarifa.
Si no cobras por hora —por ejemplo, si eres dueño de un restaurante, fundador de una marca de consumo o CTO— puedes asignarte una tarifa horaria teórica basada en lo que ganarías haciendo un trabajo similar. Basta con revisar portales de empleo para ver cuánto se paga en puestos equivalentes.
Luego, para cada tarea, piensa cuánto tiempo te toma hacerla. Supongamos que tu hora vale $100 dólares, y una tarea te toma una hora porque estás distraído y atendiendo varias cosas a la vez. Pero si le pagas a tu asistente administrativo $35 dólares por hora para hacer la misma tarea y a él o ella le toma 30 minutos, las cuentas claramente salen a tu favor.
La clave de este marco es una sola: tienes que usar de forma productiva el tiempo que liberas al delegar y convertirlo en valor real. Solo así estarás aprovechando la inversión que estás haciendo.
Relacionado: Delegar no significa perder el control; significa maximizar tu impacto. Así es como puedes hacerlo de forma efectiva
Qué delegar primero (para no contratar de más ni contratar mal)
Muchos fundadores asumen que su primera contratación debe ser una especie de unicornio que haga de todo. Si puedo decirte algo con total claridad es esto: no necesitas un unicornio, y además es extremadamente difícil encontrar uno.
Las empresas más exitosas delegan por fases, comenzando por las áreas que liberan mayor carga mental y desbloquean más capacidad.
Este es el orden de delegación que recomiendo para la mayoría de los pequeños negocios:
- Administración y gestión del inbox: correos, agenda, seguimientos, recordatorios a clientes, organización semanal. Esto libera horas de inmediato y reduce las oportunidades perdidas. Incluso una o dos horas al día de ayuda con el correo pueden disminuir drásticamente la sensación de saturación y mejorar la velocidad en la toma de decisiones.
- Tareas operativas repetitivas y automatización: piensa en captura de datos, actualizaciones de CRM, automatizaciones, cobranza, facturación y cualquier otra tarea repetitiva. No requieren tu experiencia; consumen tu tiempo y, en muchos casos, pueden automatizarse para ahorrar todavía más tiempo y dinero.
- Soporte en la entrega: si tu negocio es intensivo en atención a clientes o en entrega de productos o servicios, tarde o temprano delegarás partes del proceso. En negocios de oficios, por ejemplo, delegar cotizaciones, agenda y seguimientos a un asistente virtual reduce tiempos de respuesta y acelera el flujo de efectivo, permitiéndote concentrarte en la entrega principal.
- Apoyo en marketing: suele ser tentador delegar primero el marketing, pero no vale la pena si tus sistemas base no están listos: solo estarás enviando prospectos a un sistema que no funciona. Cuando llegue el momento, puedes delegar tareas como programación de contenido, publicaciones, recopilación de testimonios, envío de newsletters y gestión de redes sociales, entre otras cosas.
Empieza en pequeño. Delegar, refina el proceso y luego avanza al siguiente paso.
Cuánto delegar (sin reventar tus márgenes)
Recomiendo empezar delegando solo entre cinco y diez horas de trabajo a la semana. Esto ayuda a aliviar la carga que interrumpe tu capacidad de crecer y planear, y delegar incluso una pequeña parte del trabajo puede generar beneficios desproporcionados.
Si el flujo de efectivo se siente ajustado, aplica la misma lógica que usarías para cualquier presupuesto: empieza de forma austera, mide el retorno de inversión y ajusta sobre la marcha.
Recuerda que el objetivo no es reducir tu carga de trabajo a cero. El objetivo es recuperar suficiente tiempo y espacio mental para tomar mejores decisiones y, al mismo tiempo, fortalecer tu capacidad de delegar.
Relacionado: Las 5 tareas que los emprendedores exitosos ya están delegando
La verdad de fondo: el crecimiento nace de la delegación, no antes
En lugar de ver la delegación como algo que ocurre solo después de haber crecido de forma significativa, recuerda que el crecimiento no llega porque hoy no tengas la capacidad para crearlo.
Si operas constantemente al 100% de tu capacidad, no hay espacio para el pensamiento estratégico, la experimentación ni para oportunidades de mayor valor. La delegación iterativa es la salida de ese punto muerto. En el momento en que liberas aunque sea una fracción de tu carga de trabajo, tu negocio gana margen de maniobra. Es justamente en ese espacio donde el crecimiento se vuelve posible.