McKinsey analiza cómo la IA cambiará el trabajo sin provocar un reemplazo masivo

Un análisis detalla que la inteligencia artificial tiene capacidad técnica para automatizar horas laborales, pero señala que el efecto final dependerá de cómo las organizaciones rediseñen procesos y funciones.

Por Entrepreneur en Español Nov 26, 2025
Westend61 | Getty Images
Young scientist examining and using screen of AI technology

Conclusiones Clave

  • La IA no redefinirá el trabajo por sustitución, sino por colaboración: su impacto real dependerá de cómo las empresas reinventen procesos, roles y flujos laborales para combinar capacidades humanas y digitales de manera estratégica.

Un estudio del McKinsey Global Institute analizó el impacto que podría tener la inteligencia artificial (IA) en el empleo y concluyó que, aunque la automatización avanza, no se proyecta un reemplazo masivo de trabajadores.

La consultora señala que las tecnologías actuales tendrían la capacidad técnica de automatizar cerca del 57% de las horas laborales en Estados Unidos, pero aclara que esta cifra describe lo que la IA puede hacer, no lo que ocurrirá en el mercado.

El documento retomado por Fortune lleva por título Agentes, robots y nosotros: Alianzas de habilidades en la era de la IA. Su idea es que el futuro del trabajo implicará una cooperación más estrecha entre personas, agentes digitales y robots impulsados por IA.

La investigación también estima que, para 2030, el uso amplio de estas tecnologías podría generar alrededor de $2.9 billones de dólares en valor económico en Estados Unidos. Para llegar a ese escenario, McKinsey propone que las organizaciones revisen su forma de trabajar y ajusten procesos completos, roles y estructuras internas.

El estudio destaca que las personas conservarán un papel esencial debido a la permanencia de sus habilidades. Según sus datos, más del 70% de las capacidades que hoy solicitan los empleadores aparece tanto en trabajos automatizables como en los que no lo son. Esto indica que la mayoría de los conocimientos seguirán siendo útiles, aunque cambie el contexto donde se aplican.

McKinsey identifica que algunas tareas técnicas, como actividades contables repetitivas o ciertos lenguajes de programación, podrían experimentar más cambios. También señala que la IA puede asumir parte del trabajo de preparación de documentos o de investigación básica. Aun así, los trabajadores deberán revisar resultados, interpretar datos y formular preguntas para orientar la labor de los sistemas.

Relacionado: La IA está creando millonarios en silencio — y el 99% de las personas ni siquiera se dará cuenta

Las competencias y habilidades que el estudio resalta

El informe subraya que competencias relacionadas con la interacción humana, como la negociación, el coaching, la resolución de conflictos o el pensamiento de diseño, permanecerán principalmente en manos de las personas debido a la necesidad de comprensión situacional y sensibilidad social.

De acuerdo con McKinsey, obtener beneficios reales de la IA implica que las organizaciones replanteen sus flujos de trabajo. En lugar de integrar la tecnología únicamente para automatizar tareas individuales, el estudio sugiere reorganizar procesos y funciones para que personas y herramientas digitales trabajen de manera coordinada.

Incluso en áreas con alta automatización técnica, el informe destaca que las personas continuarán siendo necesarias para supervisar operaciones, validar resultados y atender situaciones que requieren presencia humana, como la educación, la salud o ciertos servicios de atención directa.

La consultora también documenta un aumento acelerado en la demanda de nuevas habilidades. Una de las que más crece es la “fluidez en IA”, entendida como la capacidad de usar y administrar herramientas basadas en inteligencia artificial. Según el estudio, esta habilidad se ha multiplicado por siete en las ofertas de empleo en Estados Unidos durante los últimos dos años.

Conclusiones Clave

  • La IA no redefinirá el trabajo por sustitución, sino por colaboración: su impacto real dependerá de cómo las empresas reinventen procesos, roles y flujos laborales para combinar capacidades humanas y digitales de manera estratégica.

Un estudio del McKinsey Global Institute analizó el impacto que podría tener la inteligencia artificial (IA) en el empleo y concluyó que, aunque la automatización avanza, no se proyecta un reemplazo masivo de trabajadores.

La consultora señala que las tecnologías actuales tendrían la capacidad técnica de automatizar cerca del 57% de las horas laborales en Estados Unidos, pero aclara que esta cifra describe lo que la IA puede hacer, no lo que ocurrirá en el mercado.

El documento retomado por Fortune lleva por título Agentes, robots y nosotros: Alianzas de habilidades en la era de la IA. Su idea es que el futuro del trabajo implicará una cooperación más estrecha entre personas, agentes digitales y robots impulsados por IA.

La investigación también estima que, para 2030, el uso amplio de estas tecnologías podría generar alrededor de $2.9 billones de dólares en valor económico en Estados Unidos. Para llegar a ese escenario, McKinsey propone que las organizaciones revisen su forma de trabajar y ajusten procesos completos, roles y estructuras internas.

El estudio destaca que las personas conservarán un papel esencial debido a la permanencia de sus habilidades. Según sus datos, más del 70% de las capacidades que hoy solicitan los empleadores aparece tanto en trabajos automatizables como en los que no lo son. Esto indica que la mayoría de los conocimientos seguirán siendo útiles, aunque cambie el contexto donde se aplican.

McKinsey identifica que algunas tareas técnicas, como actividades contables repetitivas o ciertos lenguajes de programación, podrían experimentar más cambios. También señala que la IA puede asumir parte del trabajo de preparación de documentos o de investigación básica. Aun así, los trabajadores deberán revisar resultados, interpretar datos y formular preguntas para orientar la labor de los sistemas.

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Las competencias y habilidades que el estudio resalta

El informe subraya que competencias relacionadas con la interacción humana, como la negociación, el coaching, la resolución de conflictos o el pensamiento de diseño, permanecerán principalmente en manos de las personas debido a la necesidad de comprensión situacional y sensibilidad social.

De acuerdo con McKinsey, obtener beneficios reales de la IA implica que las organizaciones replanteen sus flujos de trabajo. En lugar de integrar la tecnología únicamente para automatizar tareas individuales, el estudio sugiere reorganizar procesos y funciones para que personas y herramientas digitales trabajen de manera coordinada.

Incluso en áreas con alta automatización técnica, el informe destaca que las personas continuarán siendo necesarias para supervisar operaciones, validar resultados y atender situaciones que requieren presencia humana, como la educación, la salud o ciertos servicios de atención directa.

La consultora también documenta un aumento acelerado en la demanda de nuevas habilidades. Una de las que más crece es la “fluidez en IA”, entendida como la capacidad de usar y administrar herramientas basadas en inteligencia artificial. Según el estudio, esta habilidad se ha multiplicado por siete en las ofertas de empleo en Estados Unidos durante los últimos dos años.

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