¿La IA está eclipsando tu propia inteligencia? Esto es lo que debes cambiar
En un mundo que vive para perfeccionar la inteligencia artificial, es momento de redescubrir la Inteligencia Absoluta, más profunda, que impulsa tanto la creatividad humana como el aprendizaje automático.
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.
Conclusiones Clave
- La IA ha cautivado al mundo y, en la carrera por construir máquinas más inteligentes, muchos hemos olvidado mirar hacia adentro para acceder a nuestra inteligencia absoluta.
- La inteligencia absoluta es una inteligencia más profunda e innata — o la conciencia que percibe, crea y conecta toda experiencia.
- La IA no es una rival ni algo que debamos temer; es una extensión de nuestra mente distribuida. A medida que se integra en nuestra vida diaria, necesitamos aprender a trabajar con ella, no en su contra.
Estamos entrando en un momento decisivo de la historia humana, en el que nuestra comprensión de la inteligencia está evolucionando.
Durante décadas, la inteligencia artificial (IA) ha capturado la imaginación del mundo. En los últimos años, ha comenzado a integrarse en prácticamente todo lo que vemos: desde refrigeradores que predicen qué víveres necesitamos, hasta algoritmos que ayudan a aerolíneas y hoteles a decidir las tarifas personalizadas que cobrarán a posibles clientes.
Y, sin embargo, en la carrera por construir máquinas más inteligentes, muchos de nosotros hemos olvidado mirar hacia adentro para acceder a la inteligencia ilimitada que ya existe en nuestro interior.
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Inteligencia Absoluta
Esta inteligencia más profunda e innata —o la conciencia que percibe, crea y conecta toda experiencia— es lo que Gurudev Sri Sri Ravi Shankar llama Inteligencia Absoluta. Es la fuente original de la que emergen tanto la cognición humana como la inteligencia artificial. A diferencia de la inteligencia basada en datos de los algoritmos, la Inteligencia Absoluta trasciende el cálculo. Es conciencia pura: el campo silencioso del que surgen la creatividad, la empatía y la intuición.
Ahora, el Instituto de Inteligencia Absoluta, lanzado por la Fundación El Arte de Vivir, está abriendo un puente entre esta inteligencia interior y el acelerado mundo de la IA. Con sede en Los Ángeles, el Instituto busca reconectar a las personas con la fuente de conciencia que impulsa tanto la cognición humana como la artificial, recordándonos que no estamos separados de la inteligencia; somos inteligencia.
La investigación moderna respalda este cambio de perspectiva. El estudio de 2022 Apoyar la cognición con tecnología moderna: la cognición distribuida hoy y en un futuro potenciado por la IA (Supporting Cognition With Modern Technology: Distributed Cognition Today and in an AI-Enhanced Future), publicado en Frontiers in Psychology, propone que la cognición no está confinada al cerebro: está distribuida a través de nuestro entorno, nuestras herramientas y nuestras relaciones.
Esto significa que la inteligencia no es un rasgo fijo, sino una propiedad emergente de la conexión. Cuando los seres humanos interactúan con la tecnología, cocreamos un sistema cognitivo mayor que la suma de sus partes. La IA, en este sentido, no es una rival ni algo que debamos temer; es una extensión de nuestra propia mente distribuida.
“Con un gran poder viene una gran responsabilidad”, escribió Voltaire en el siglo XVIII. A medida que crece el impacto potencial de la IA, también lo hace nuestra responsabilidad colectiva. A medida que la tecnología amplía nuestro alcance cognitivo, debemos asegurarnos de que también amplifique nuestra humanidad. Es aquí donde la Inteligencia Absoluta ofrece la brújula que falta. Nos recuerda que la conciencia precede al código, y que un diseño ético y compasivo comienza con la claridad interior.
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La paradoja de la delegación cognitiva
El estudio de 2022 mencionado anteriormente también destaca un fenómeno fascinante conocido como delegación cognitiva (cognitive offloading) — nuestra creciente tendencia a delegar tareas de pensamiento a la tecnología. Desde usar smartphones para navegar rutas que recorremos a diario, hasta almacenar recordatorios o monitorear nuestra salud, estamos externalizando cada vez más aspectos de nuestra memoria y toma de decisiones.
Esto permite que las personas funcionen como “profesionales del conocimiento siempre actualizados”, utilizando estratégicamente su intuición mientras conservan ancho de banda mental. Sin embargo, esta comodidad conlleva una paradoja: mientras más delegamos, más riesgo corremos de debilitar las facultades que nos hacen profundamente humanos: nuestra intuición, discernimiento y capacidad de concentración profunda.
Poder aprovechar y cultivar nuestra Inteligencia Absoluta ayuda a enfrentar esta paradoja de la delegación cognitiva y ofrece un contrapeso a nuestra creciente dependencia tecnológica al fortalecer la arquitectura interna de la conciencia misma. Al recurrir a prácticas como la meditación, la autoconciencia y técnicas de respiración como Sudarshan Kriya (SKY), reforzamos nuestra claridad interior y mantenemos el control de nuestra propia mente.
En esencia, el Instituto de Inteligencia Absoluta explora cómo convergen la sabiduría espiritual y la ciencia cognitiva. Sus programas incluyen experiencias inmersivas y “consultas de exploración vital” (life-scan consultations) que ayudan a las personas a percibir patrones en decisiones pasadas, presentes y futuras, de manera similar a cómo los sistemas de IA procesan grandes conjuntos de datos para prever resultados. Pero, a diferencia de los algoritmos, estas experiencias operan desde la intuición y la conciencia, no solo desde los datos.
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El camino a seguir
A medida que la IA se integra cada vez más en nuestra vida cotidiana, necesitamos aprender a trabajar con ella, no en su contra. Debemos pasar de ser observadores de la inteligencia a reconocer que somos la fuente de la inteligencia. Esta filosofía refleja lo que muchos científicos cognitivos comienzan a reconocer: que la inteligencia quizá tenga menos que ver con pensar y más con ser.
Cuando Gurudev presentó la técnica de respiración Sudarshan Kriya (SKY) a millones de personas, mostró que la calma y la claridad no son ideales abstractos; son estados entrenables y alcanzables. El Instituto de Inteligencia Absoluta ahora construye sobre ese legado, enseñando cómo acceder al “código fuente” de la conciencia misma. El Instituto invita a la investigación científica y a la exploración para revelar nuevas dimensiones del potencial humano.
En mi trabajo con líderes y organizaciones, he visto que la toma de decisiones, la creatividad y la resiliencia mejoran cuando la mente opera desde un lugar de coherencia interior. La Inteligencia Absoluta no es mística; es práctica. Es la optimización del sistema más avanzado que conocemos: la mente humana.
En un mundo cautivado por el progreso imparable de la IA, la próxima gran innovación deberá incorporar un despertar humano para asegurar que las sociedades prosperen y florezcan. El Instituto de Inteligencia Absoluta nos recuerda que la evolución de la IA debe ir acompañada por la evolución de la conciencia.
Hemos construido máquinas que aprenden más rápido que nunca. Ahora es momento de recordar y cultivar aquello que ningún algoritmo puede replicar: la conciencia misma.
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Conclusiones Clave
- La IA ha cautivado al mundo y, en la carrera por construir máquinas más inteligentes, muchos hemos olvidado mirar hacia adentro para acceder a nuestra inteligencia absoluta.
- La inteligencia absoluta es una inteligencia más profunda e innata — o la conciencia que percibe, crea y conecta toda experiencia.
- La IA no es una rival ni algo que debamos temer; es una extensión de nuestra mente distribuida. A medida que se integra en nuestra vida diaria, necesitamos aprender a trabajar con ella, no en su contra.
Estamos entrando en un momento decisivo de la historia humana, en el que nuestra comprensión de la inteligencia está evolucionando.
Durante décadas, la inteligencia artificial (IA) ha capturado la imaginación del mundo. En los últimos años, ha comenzado a integrarse en prácticamente todo lo que vemos: desde refrigeradores que predicen qué víveres necesitamos, hasta algoritmos que ayudan a aerolíneas y hoteles a decidir las tarifas personalizadas que cobrarán a posibles clientes.
Y, sin embargo, en la carrera por construir máquinas más inteligentes, muchos de nosotros hemos olvidado mirar hacia adentro para acceder a la inteligencia ilimitada que ya existe en nuestro interior.
Relacionado: La IA no te reemplazará — pero tu previsibilidad sí. Así es como puedes volverte irremplazable
Inteligencia Absoluta
Esta inteligencia más profunda e innata —o la conciencia que percibe, crea y conecta toda experiencia— es lo que Gurudev Sri Sri Ravi Shankar llama Inteligencia Absoluta. Es la fuente original de la que emergen tanto la cognición humana como la inteligencia artificial. A diferencia de la inteligencia basada en datos de los algoritmos, la Inteligencia Absoluta trasciende el cálculo. Es conciencia pura: el campo silencioso del que surgen la creatividad, la empatía y la intuición.
Ahora, el Instituto de Inteligencia Absoluta, lanzado por la Fundación El Arte de Vivir, está abriendo un puente entre esta inteligencia interior y el acelerado mundo de la IA. Con sede en Los Ángeles, el Instituto busca reconectar a las personas con la fuente de conciencia que impulsa tanto la cognición humana como la artificial, recordándonos que no estamos separados de la inteligencia; somos inteligencia.
La investigación moderna respalda este cambio de perspectiva. El estudio de 2022 Apoyar la cognición con tecnología moderna: la cognición distribuida hoy y en un futuro potenciado por la IA (Supporting Cognition With Modern Technology: Distributed Cognition Today and in an AI-Enhanced Future), publicado en Frontiers in Psychology, propone que la cognición no está confinada al cerebro: está distribuida a través de nuestro entorno, nuestras herramientas y nuestras relaciones.
Esto significa que la inteligencia no es un rasgo fijo, sino una propiedad emergente de la conexión. Cuando los seres humanos interactúan con la tecnología, cocreamos un sistema cognitivo mayor que la suma de sus partes. La IA, en este sentido, no es una rival ni algo que debamos temer; es una extensión de nuestra propia mente distribuida.
“Con un gran poder viene una gran responsabilidad”, escribió Voltaire en el siglo XVIII. A medida que crece el impacto potencial de la IA, también lo hace nuestra responsabilidad colectiva. A medida que la tecnología amplía nuestro alcance cognitivo, debemos asegurarnos de que también amplifique nuestra humanidad. Es aquí donde la Inteligencia Absoluta ofrece la brújula que falta. Nos recuerda que la conciencia precede al código, y que un diseño ético y compasivo comienza con la claridad interior.
Relacionado: El nuevo liderazgo: tres habilidades humanas que la IA no puede reemplazar
La paradoja de la delegación cognitiva
El estudio de 2022 mencionado anteriormente también destaca un fenómeno fascinante conocido como delegación cognitiva (cognitive offloading) — nuestra creciente tendencia a delegar tareas de pensamiento a la tecnología. Desde usar smartphones para navegar rutas que recorremos a diario, hasta almacenar recordatorios o monitorear nuestra salud, estamos externalizando cada vez más aspectos de nuestra memoria y toma de decisiones.
Esto permite que las personas funcionen como “profesionales del conocimiento siempre actualizados”, utilizando estratégicamente su intuición mientras conservan ancho de banda mental. Sin embargo, esta comodidad conlleva una paradoja: mientras más delegamos, más riesgo corremos de debilitar las facultades que nos hacen profundamente humanos: nuestra intuición, discernimiento y capacidad de concentración profunda.
Poder aprovechar y cultivar nuestra Inteligencia Absoluta ayuda a enfrentar esta paradoja de la delegación cognitiva y ofrece un contrapeso a nuestra creciente dependencia tecnológica al fortalecer la arquitectura interna de la conciencia misma. Al recurrir a prácticas como la meditación, la autoconciencia y técnicas de respiración como Sudarshan Kriya (SKY), reforzamos nuestra claridad interior y mantenemos el control de nuestra propia mente.
En esencia, el Instituto de Inteligencia Absoluta explora cómo convergen la sabiduría espiritual y la ciencia cognitiva. Sus programas incluyen experiencias inmersivas y “consultas de exploración vital” (life-scan consultations) que ayudan a las personas a percibir patrones en decisiones pasadas, presentes y futuras, de manera similar a cómo los sistemas de IA procesan grandes conjuntos de datos para prever resultados. Pero, a diferencia de los algoritmos, estas experiencias operan desde la intuición y la conciencia, no solo desde los datos.
Relacionado: A los líderes no se les juzga por el esfuerzo, sino por su juicio. Así puedes agudizar el tuyo
El camino a seguir
A medida que la IA se integra cada vez más en nuestra vida cotidiana, necesitamos aprender a trabajar con ella, no en su contra. Debemos pasar de ser observadores de la inteligencia a reconocer que somos la fuente de la inteligencia. Esta filosofía refleja lo que muchos científicos cognitivos comienzan a reconocer: que la inteligencia quizá tenga menos que ver con pensar y más con ser.
Cuando Gurudev presentó la técnica de respiración Sudarshan Kriya (SKY) a millones de personas, mostró que la calma y la claridad no son ideales abstractos; son estados entrenables y alcanzables. El Instituto de Inteligencia Absoluta ahora construye sobre ese legado, enseñando cómo acceder al “código fuente” de la conciencia misma. El Instituto invita a la investigación científica y a la exploración para revelar nuevas dimensiones del potencial humano.
En mi trabajo con líderes y organizaciones, he visto que la toma de decisiones, la creatividad y la resiliencia mejoran cuando la mente opera desde un lugar de coherencia interior. La Inteligencia Absoluta no es mística; es práctica. Es la optimización del sistema más avanzado que conocemos: la mente humana.
En un mundo cautivado por el progreso imparable de la IA, la próxima gran innovación deberá incorporar un despertar humano para asegurar que las sociedades prosperen y florezcan. El Instituto de Inteligencia Absoluta nos recuerda que la evolución de la IA debe ir acompañada por la evolución de la conciencia.
Hemos construido máquinas que aprenden más rápido que nunca. Ahora es momento de recordar y cultivar aquello que ningún algoritmo puede replicar: la conciencia misma.
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