Jornada 996: el modelo laboral que China prohibió y que Silicon Valley empieza a adoptar
La jornada laboral de doce horas diarias, conocida como “996”, fue declarada ilegal en China, pero empieza a aplicarse en empresas tecnológicas de California.
Conclusiones Clave
- La adopción de jornadas extremas en Silicon Valley muestra que la presión por productividad y competencia tecnológica puede replicar modelos laboral controvertidos y riesgoso para la salud de los trabajadores.
Durante años, el éxito económico de China se ha explicado por su capacidad para producir más en menos tiempo. Sin embargo, detrás de ese impulso hay una fórmula laboral que causó polémica: la llamada jornada 996, un esquema que implica trabajar de nueve de la mañana a nueve de la noche, seis días por semana.
El concepto fue promovido por Jack Ma, fundador de Alibaba, quien defendía que este ritmo de trabajo era clave para mantener a flote la vitalidad económica de su empresa y del país.
Su postura provocó reacciones encontradas. Mientras algunos empresarios lo veían como símbolo de disciplina y compromiso, miles de trabajadores lo consideraron una forma moderna de explotación. En 2019, hubo protestas masivas en distintas ciudades de China contra lo que calificaron como “esclavitud laboral”, y el Tribunal Supremo terminó declarando ilegal este tipo de jornada.
Un polémico modelo que cobra nuevos bríos
A pesar de la prohibición, el modelo 996 no desapareció del todo. Algunas compañías tecnológicas, como ByteDance —propietaria de TikTok—, Huawei o Pinduoduo, continuaron implementando esquemas similares, bajo presión por mantener la productividad.
Paradójicamente, mientras en su país de origen la jornada 996 fue prohibida, en California el concepto ha comenzado a ganar presencia. Según un reportaje de The New York Times, algunas firmas tecnológicas de Silicon Valley han empezado a adoptar horarios extendidos, impulsadas por la competencia feroz que existe en el desarrollo de inteligencia artificial (IA).
Aunque no se reconoce oficialmente, diversos indicios apuntan a un cambio de hábitos en la región. En San Francisco, por ejemplo, los registros de pagos corporativos los fines de semana muestran un incremento, lo que sugiere que más empleados están trabajando fuera del horario tradicional. En esta zona, la llamada “cultura del siempre activo” empieza a ser parte de la rutina, con la idea de que quien no dedica todo su tiempo al trabajo se queda atrás.
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Riesgos y consecuencias del exceso en las jornadas de trabajo
Los expertos advierten que esta tendencia no solo afecta el bienestar de los empleados, sino que puede tener consecuencias económicas y sociales. Un estudio desarrollado a lo largo de 26 años en China encontró que las largas jornadas laborales aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares y de mortalidad. Incluso, el país asiático tuvo que implementar un seguro que cubre casos de muerte vinculados al exceso de trabajo.
Por otra parte, pasar tanto tiempo en la oficina limita el consumo interno y reduce las tasas de natalidad, un fenómeno que ya preocupa a la economía china. Estos efectos demuestran que más horas no necesariamente significan más productividad. Y que, aunque el efecto inicial puede ser de picos de productividad, a mediano plazo son insostenibles para la fuerza laboral.
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Conclusiones Clave
- La adopción de jornadas extremas en Silicon Valley muestra que la presión por productividad y competencia tecnológica puede replicar modelos laboral controvertidos y riesgoso para la salud de los trabajadores.
Durante años, el éxito económico de China se ha explicado por su capacidad para producir más en menos tiempo. Sin embargo, detrás de ese impulso hay una fórmula laboral que causó polémica: la llamada jornada 996, un esquema que implica trabajar de nueve de la mañana a nueve de la noche, seis días por semana.
El concepto fue promovido por Jack Ma, fundador de Alibaba, quien defendía que este ritmo de trabajo era clave para mantener a flote la vitalidad económica de su empresa y del país.
Su postura provocó reacciones encontradas. Mientras algunos empresarios lo veían como símbolo de disciplina y compromiso, miles de trabajadores lo consideraron una forma moderna de explotación. En 2019, hubo protestas masivas en distintas ciudades de China contra lo que calificaron como “esclavitud laboral”, y el Tribunal Supremo terminó declarando ilegal este tipo de jornada.
Un polémico modelo que cobra nuevos bríos
A pesar de la prohibición, el modelo 996 no desapareció del todo. Algunas compañías tecnológicas, como ByteDance —propietaria de TikTok—, Huawei o Pinduoduo, continuaron implementando esquemas similares, bajo presión por mantener la productividad.
Paradójicamente, mientras en su país de origen la jornada 996 fue prohibida, en California el concepto ha comenzado a ganar presencia. Según un reportaje de The New York Times, algunas firmas tecnológicas de Silicon Valley han empezado a adoptar horarios extendidos, impulsadas por la competencia feroz que existe en el desarrollo de inteligencia artificial (IA).
Aunque no se reconoce oficialmente, diversos indicios apuntan a un cambio de hábitos en la región. En San Francisco, por ejemplo, los registros de pagos corporativos los fines de semana muestran un incremento, lo que sugiere que más empleados están trabajando fuera del horario tradicional. En esta zona, la llamada “cultura del siempre activo” empieza a ser parte de la rutina, con la idea de que quien no dedica todo su tiempo al trabajo se queda atrás.
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Riesgos y consecuencias del exceso en las jornadas de trabajo
Los expertos advierten que esta tendencia no solo afecta el bienestar de los empleados, sino que puede tener consecuencias económicas y sociales. Un estudio desarrollado a lo largo de 26 años en China encontró que las largas jornadas laborales aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares y de mortalidad. Incluso, el país asiático tuvo que implementar un seguro que cubre casos de muerte vinculados al exceso de trabajo.
Por otra parte, pasar tanto tiempo en la oficina limita el consumo interno y reduce las tasas de natalidad, un fenómeno que ya preocupa a la economía china. Estos efectos demuestran que más horas no necesariamente significan más productividad. Y que, aunque el efecto inicial puede ser de picos de productividad, a mediano plazo son insostenibles para la fuerza laboral.
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