La nueva estrategia de contenido que redefine la conexión entre marcas y audiencias

El contenido generado por los usuarios es solo el comienzo. Aquí te explicamos por qué combinarlo con contenido generado por empleados y por creadores ofrece los mejores resultados.

Por Hope Horner Oct 10, 2025
SeizaVisuals | Getty Images

Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.

Conclusiones Clave

  • El contenido generado por usuarios (UGC), por empleados (EGC) y por creadores (CGC) desempeña un papel distinto dentro de una estrategia de contenido integral.
  • El UGC aporta autenticidad, el EGC añade credibilidad y el CGC amplía el alcance e incorpora una capa narrativa que ayuda a que tu producto conecte con nuevas audiencias.
  • Las estrategias más efectivas combinan los tres tipos, utilizándolos en conjunto para crear una narrativa más completa y coherente.

En marketing, los acrónimos parecen multiplicarse. Justo cuando logras entender uno, aparecen dos más. UGC, EGC, CGC… puede parecer jerga por el simple hecho de ser jerga. Pero si das unos pasos atrás, estos tres términos representan algunos de los cambios más significativos en la forma en que las marcas están creando y distribuyendo contenido en video hoy en día.

UGC significa user-generated content (contenido generado por usuarios), EGC es employee-generated content (contenido generado por empleados) y CGC se refiere a creator-generated content (contenido generado por creadores). A primera vista, pueden parecer lo mismo. En realidad, cada uno aporta sus propias fortalezas, debilidades y cumple un papel distinto dentro de una estrategia de contenido más amplia.

Más importante todavía, las marcas más efectivas no eligen uno y descartan los demás. Están experimentando con los tres, descubriendo en qué punto cada voz aporta valor y combinándolos en un enfoque por capas que une autenticidad, autoridad y alcance.

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El valor constante del UGC

El contenido generado por los usuarios no es algo nuevo. Mucho antes de TikTok, Facebook o Instagram, los clientes ya hablaban sobre las marcas en línea: dejaban reseñas en los primeros foros, publicaban fotos en tableros de mensajes o subían videos caseros a YouTube. Lo que ha cambiado es la velocidad y la magnitud. Hoy, un solo video en TikTok de alguien desempaquetando unos tenis puede acumular millones de vistas de la noche a la mañana.

El poder del UGC radica en la autenticidad. Las personas confían más en otras personas que en las marcas, y la mayoría puede distinguir de inmediato entre un anuncio pulido y una recomendación genuina. Cuando un cliente graba un video corto explicando por qué le encanta un producto, o simplemente muestra cómo lo usa en su vida diaria, logra una conexión que ningún texto publicitario podría alcanzar.

El inconveniente, por supuesto, es la imprevisibilidad. Algunos contenidos generados por usuarios se ven y suenan muy bien… y otros no tanto. Un aluvión de contenido crudo y sin filtros no garantiza seguridad de marca ni coherencia. Pero ese no es realmente el objetivo. El papel del UGC no es ser perfecto, sino reflejar la voz del cliente en toda su diversidad.

Las marcas inteligentes asumen el papel de curadoras. Amplifican los mejores ejemplos, destacan las historias que se alinean con su posicionamiento y construyen campañas a partir del entusiasmo real que la gente ya está compartiendo. Cuando se hace bien, el UGC ofrece una credibilidad orgánica que el dinero, por sí solo, no puede comprar.

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Por qué el EGC se ha convertido en un multiplicador de confianza

Si el UGC representa la voz del cliente, el EGC representa la voz de las personas dentro de la empresa. El contenido generado por empleados puede tomar muchas formas: un gerente de producto explicando una nueva función, una enfermera describiendo un procedimiento médico en lenguaje sencillo o un representante de atención al cliente respondiendo una pregunta que escucha todos los días.

Lo que hace al EGC tan poderoso es su credibilidad. Los empleados viven más cerca del producto o servicio: lo ven en acción, conocen los detalles y pueden explicarlos con un nivel de profundidad que los clientes normalmente no tienen. Para una empresa de software, un video breve grabado por alguien que ayudó a construir el producto suele sentirse más útil que un discurso de ventas ensayado. En un hospital, la perspectiva de una enfermera puede generar más confianza que una campaña pulida.

El verdadero desafío no es técnico, sino cultural. No todos los empleados se sienten cómodos frente a la cámara. Algunos temen decir algo incorrecto. Otros no se sienten seguros al representar a la marca. Y no todas las empresas fomentan un entorno en el que los empleados se sientan motivados a compartir libremente.

Las organizaciones que logran el éxito con el EGC son aquellas que van más allá de entregar a sus empleados una lámpara de aro. Invierten en construir una cultura donde las personas se sientan orgullosas de representar a la empresa y seguras de experimentar. Eso no ocurre de la noche a la mañana, pero cuando sucede, el EGC deja de ser una táctica y se convierte en un verdadero multiplicador de confianza.

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CGC: Aprovechar el alcance y la habilidad profesional

El contenido generado por creadores es la incorporación más reciente a la mezcla, y ha crecido junto con la economía de los influencers. A diferencia de los clientes o empleados, los creadores son profesionales en la producción de contenido atractivo. Saben cómo captar la atención, contar historias y editar videos de manera que se sientan naturales en cada plataforma. Y, con frecuencia, aportan su propia audiencia.

Para las marcas, esto representa una oportunidad de aprovechar tanto la técnica como el alcance. Cuando se hace con cuidado, el CGC puede extender la historia de una marca hacia nuevos círculos sin perder credibilidad. No se trata tanto de “alquilar influencia”, sino de colaborar con alguien cuyo conocimiento o comunidad realmente potencie el mensaje.

Por supuesto, existen riesgos. Si una colaboración se percibe como transaccional o forzada, puede salir mal. Cuando la voz del creador no se alinea con la de la marca, o la relación parece artificial, la audiencia lo nota de inmediato.

Las mejores alianzas de CGC se basan en una afinidad genuina. Una marca que colabora con un creador que ha pasado años construyendo una comunidad y ganándose su confianza obtendrá resultados mucho mejores que aquella que solo busca el mayor número de seguidores.

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Por qué las mejores estrategias combinan los tres

Parte del cambio reciente es que los especialistas en marketing ya no debaten si el UGC, el EGC o el CGC es “el mejor”. En cambio, están reconociendo que cada uno cumple un papel distinto y que las estrategias más sólidas son aquellas que integran varias capas.

Tomemos como ejemplo el lanzamiento de un nuevo producto. El UGC puede capturar la primera ola de entusiasmo, mostrando cómo los clientes reales lo usan en su vida cotidiana. El EGC puede aportar claridad y profundidad, con empleados explicando funciones, resolviendo dudas o compartiendo consejos. El CGC, por su parte, puede ampliar el alcance e incorporar una capa narrativa más elaborada que ayude al producto a conectar con nuevas audiencias.

Cada tipo de contenido refuerza a los demás. Los clientes se ven reflejados en el UGC. Generan confianza a través del EGC. Y descubren nuevas formas de usar el producto mediante el CGC. Es la combinación lo que da lugar a una narrativa más completa y coherente.

En el panorama actual del contenido, la tentación es perseguir el volumen: más videos, más publicaciones, más impresiones. Pero la cantidad, por sí sola, rara vez genera un impacto duradero. La mejor pregunta es: ¿qué voces estás amplificando y cómo se complementan entre sí?

El UGC, el EGC y el CGC ofrecen distintas formas de autenticidad. Los clientes, los empleados y los creadores aportan perspectivas que una marca no puede fabricar por sí misma. En un mundo donde las audiencias son cada vez más escépticas, ese ecosistema puede ser la ventaja más duradera que una marca construya.

Relacionado: Por qué contar historias, y no vender, es tu herramienta de marca más poderosa

Conclusiones Clave

  • El contenido generado por usuarios (UGC), por empleados (EGC) y por creadores (CGC) desempeña un papel distinto dentro de una estrategia de contenido integral.
  • El UGC aporta autenticidad, el EGC añade credibilidad y el CGC amplía el alcance e incorpora una capa narrativa que ayuda a que tu producto conecte con nuevas audiencias.
  • Las estrategias más efectivas combinan los tres tipos, utilizándolos en conjunto para crear una narrativa más completa y coherente.

En marketing, los acrónimos parecen multiplicarse. Justo cuando logras entender uno, aparecen dos más. UGC, EGC, CGC… puede parecer jerga por el simple hecho de ser jerga. Pero si das unos pasos atrás, estos tres términos representan algunos de los cambios más significativos en la forma en que las marcas están creando y distribuyendo contenido en video hoy en día.

UGC significa user-generated content (contenido generado por usuarios), EGC es employee-generated content (contenido generado por empleados) y CGC se refiere a creator-generated content (contenido generado por creadores). A primera vista, pueden parecer lo mismo. En realidad, cada uno aporta sus propias fortalezas, debilidades y cumple un papel distinto dentro de una estrategia de contenido más amplia.

Más importante todavía, las marcas más efectivas no eligen uno y descartan los demás. Están experimentando con los tres, descubriendo en qué punto cada voz aporta valor y combinándolos en un enfoque por capas que une autenticidad, autoridad y alcance.

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El valor constante del UGC

El contenido generado por los usuarios no es algo nuevo. Mucho antes de TikTok, Facebook o Instagram, los clientes ya hablaban sobre las marcas en línea: dejaban reseñas en los primeros foros, publicaban fotos en tableros de mensajes o subían videos caseros a YouTube. Lo que ha cambiado es la velocidad y la magnitud. Hoy, un solo video en TikTok de alguien desempaquetando unos tenis puede acumular millones de vistas de la noche a la mañana.

El poder del UGC radica en la autenticidad. Las personas confían más en otras personas que en las marcas, y la mayoría puede distinguir de inmediato entre un anuncio pulido y una recomendación genuina. Cuando un cliente graba un video corto explicando por qué le encanta un producto, o simplemente muestra cómo lo usa en su vida diaria, logra una conexión que ningún texto publicitario podría alcanzar.

El inconveniente, por supuesto, es la imprevisibilidad. Algunos contenidos generados por usuarios se ven y suenan muy bien… y otros no tanto. Un aluvión de contenido crudo y sin filtros no garantiza seguridad de marca ni coherencia. Pero ese no es realmente el objetivo. El papel del UGC no es ser perfecto, sino reflejar la voz del cliente en toda su diversidad.

Las marcas inteligentes asumen el papel de curadoras. Amplifican los mejores ejemplos, destacan las historias que se alinean con su posicionamiento y construyen campañas a partir del entusiasmo real que la gente ya está compartiendo. Cuando se hace bien, el UGC ofrece una credibilidad orgánica que el dinero, por sí solo, no puede comprar.

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Por qué el EGC se ha convertido en un multiplicador de confianza

Si el UGC representa la voz del cliente, el EGC representa la voz de las personas dentro de la empresa. El contenido generado por empleados puede tomar muchas formas: un gerente de producto explicando una nueva función, una enfermera describiendo un procedimiento médico en lenguaje sencillo o un representante de atención al cliente respondiendo una pregunta que escucha todos los días.

Lo que hace al EGC tan poderoso es su credibilidad. Los empleados viven más cerca del producto o servicio: lo ven en acción, conocen los detalles y pueden explicarlos con un nivel de profundidad que los clientes normalmente no tienen. Para una empresa de software, un video breve grabado por alguien que ayudó a construir el producto suele sentirse más útil que un discurso de ventas ensayado. En un hospital, la perspectiva de una enfermera puede generar más confianza que una campaña pulida.

El verdadero desafío no es técnico, sino cultural. No todos los empleados se sienten cómodos frente a la cámara. Algunos temen decir algo incorrecto. Otros no se sienten seguros al representar a la marca. Y no todas las empresas fomentan un entorno en el que los empleados se sientan motivados a compartir libremente.

Las organizaciones que logran el éxito con el EGC son aquellas que van más allá de entregar a sus empleados una lámpara de aro. Invierten en construir una cultura donde las personas se sientan orgullosas de representar a la empresa y seguras de experimentar. Eso no ocurre de la noche a la mañana, pero cuando sucede, el EGC deja de ser una táctica y se convierte en un verdadero multiplicador de confianza.

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CGC: Aprovechar el alcance y la habilidad profesional

El contenido generado por creadores es la incorporación más reciente a la mezcla, y ha crecido junto con la economía de los influencers. A diferencia de los clientes o empleados, los creadores son profesionales en la producción de contenido atractivo. Saben cómo captar la atención, contar historias y editar videos de manera que se sientan naturales en cada plataforma. Y, con frecuencia, aportan su propia audiencia.

Para las marcas, esto representa una oportunidad de aprovechar tanto la técnica como el alcance. Cuando se hace con cuidado, el CGC puede extender la historia de una marca hacia nuevos círculos sin perder credibilidad. No se trata tanto de “alquilar influencia”, sino de colaborar con alguien cuyo conocimiento o comunidad realmente potencie el mensaje.

Por supuesto, existen riesgos. Si una colaboración se percibe como transaccional o forzada, puede salir mal. Cuando la voz del creador no se alinea con la de la marca, o la relación parece artificial, la audiencia lo nota de inmediato.

Las mejores alianzas de CGC se basan en una afinidad genuina. Una marca que colabora con un creador que ha pasado años construyendo una comunidad y ganándose su confianza obtendrá resultados mucho mejores que aquella que solo busca el mayor número de seguidores.

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Por qué las mejores estrategias combinan los tres

Parte del cambio reciente es que los especialistas en marketing ya no debaten si el UGC, el EGC o el CGC es “el mejor”. En cambio, están reconociendo que cada uno cumple un papel distinto y que las estrategias más sólidas son aquellas que integran varias capas.

Tomemos como ejemplo el lanzamiento de un nuevo producto. El UGC puede capturar la primera ola de entusiasmo, mostrando cómo los clientes reales lo usan en su vida cotidiana. El EGC puede aportar claridad y profundidad, con empleados explicando funciones, resolviendo dudas o compartiendo consejos. El CGC, por su parte, puede ampliar el alcance e incorporar una capa narrativa más elaborada que ayude al producto a conectar con nuevas audiencias.

Cada tipo de contenido refuerza a los demás. Los clientes se ven reflejados en el UGC. Generan confianza a través del EGC. Y descubren nuevas formas de usar el producto mediante el CGC. Es la combinación lo que da lugar a una narrativa más completa y coherente.

En el panorama actual del contenido, la tentación es perseguir el volumen: más videos, más publicaciones, más impresiones. Pero la cantidad, por sí sola, rara vez genera un impacto duradero. La mejor pregunta es: ¿qué voces estás amplificando y cómo se complementan entre sí?

El UGC, el EGC y el CGC ofrecen distintas formas de autenticidad. Los clientes, los empleados y los creadores aportan perspectivas que una marca no puede fabricar por sí misma. En un mundo donde las audiencias son cada vez más escépticas, ese ecosistema puede ser la ventaja más duradera que una marca construya.

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Hope Horner

CEO of Lemonlight at Lemonlight
Entrepreneur Leadership Network® Contributor
Hope Horner is a serial entrepreneur who built Lemonlight from her bedroom. She's been named Inc.'s Top Female Founder (twice), landed on the Inc. 5000 list (seven times), and won 30+ awards. She writes about entrepreneurship with clarity, candor, and bite.

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