Si quieres ser emprendedor, tienes que aceptar esta dura verdad

Afrontar el estrés no significa evitarlo, sino actuar, establecer prioridades y seguir adelante.

Por David Busker Oct 08, 2025
Anton Vierietin | Getty Images

Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.

Conclusiones Clave

  • La acción es el antídoto contra el estrés: evitar los problemas solo los agrava, mientras que actuar con decisión genera soluciones.
  • Los emprendedores deben enfocarse en las tareas de mayor valor y apoyarse en su equipo, herramientas y sistemas.
  • Los imprevistos son inevitables, pero la curiosidad, la creatividad y la disposición para adaptarse distinguen a los negocios que prosperan de los que fracasan.

Dejémoslo claro desde el principio: si buscas el camino de menor resistencia, el emprendimiento no es para ti. No hay manera de evitarlo: como emprendedor vas a enfrentarte a situaciones estresantes. Sin embargo, el estrés no es un estado fijo. Parte de convertirte en el mejor emprendedor que puedes ser consiste en desarrollar mecanismos para afrontarlo y transformarlo en soluciones positivas.

Como emprendedor, conozco muy bien las presiones que vienen con el trabajo. ¿Problemas con la nómina? Dependen de ti. ¿Un fallo en la campaña de marketing? También es tu responsabilidad. ¿Asegurarte de que las operaciones diarias marchen bien mientras diriges el rumbo general del negocio? Definitivamente, también recae en ti. Todas esas presiones se acumulan, y aprender a manejarlas requiere habilidades de afrontamiento conscientes y deliberadas.

La única verdad definitiva que he descubierto es esta: el antídoto contra el estrés es la acción. No la evasión, no fingir que los problemas no existen, no posponer las decisiones: acción. A continuación, detallo tres grandes tipos de factores de estrés que, según mi experiencia, pueden descarrilarte como emprendedor, y cómo enfrentarlos a través de la acción.

Relacionado: Utiliza estos tres consejos de expertos para convertir tu estrés laboral en combustible creativo

Abrumado por las tareas

Lo escuchamos todo el tiempo: “No hay suficientes horas en el día”. Especialmente cuando eres un emprendedor nuevo, descubrirás que tienes más tareas de las que podrías completar en una jornada. A diferencia de un trabajo profesional donde existen métricas claras de éxito, indicadores de desempeño (KPIs) o entregables que puedes medir y presentar a un jefe, ser dueño de un negocio no ofrece ese tipo de estructura. Hay matices, situaciones que requieren tu atención, sistemas que configurar, planes que elaborar y proyectos que desarrollar… y eso antes de que algo salga mal.

Esa ambigüedad puede llevar a algunos a volverse adictos al trabajo, intentando en vano tachar la mayor cantidad de pendientes posible. A otros puede empujarlos a descuidar tareas importantes, permitiendo que pequeños problemas se conviertan con el tiempo en grietas más grandes. Entonces, ¿cuál es la solución? Delegar, incluso dentro de los límites de tus recursos.

Lo primero es lo primero: prioriza no según la cantidad de tareas que puedas terminar, sino según el valor de cada una. Suelo decir que no existe la “gestión del tiempo”, solo la gestión de prioridades. Define tus prioridades antes de sumergirte en los detalles de cualquier tarea. Piensa en ti como un médico de triaje que debe enfocar su atención rápidamente: identifica lo más urgente y atiende primero las tareas que ofrecen el mayor impacto. Luego, delega aquellas que no sea absolutamente necesario que tú realices como dueño del negocio. Apóyate en tus empleados, en las herramientas tecnológicas y en la automatización.

Relacionado: El arte de delegar: cómo los líderes pueden empoderar a sus equipos sin descuidarlos

La inmensidad del camino

Uno de los mayores desafíos para los emprendedores es la abrumadora amplitud de opciones sobre cómo invertir su tiempo. Preguntas amplias como “¿Qué debería hacer?” o “¿Y si tomo una decisión equivocada?” pueden generar miedo e inacción. Muchos emprendedores se paralizan simplemente por no saber qué hacer.

Para recuperar perspectiva frente a estas dudas, acepta que el emprendimiento implicará muchas tareas que te sacarán de tu zona de confort. El malestar suele verse como algo “malo”, pero es momento de cambiar esa narrativa. Pide ayuda, investiga, descubre cómo otros emprendedores han enfrentado esas mismas preguntas.

Después, mantente dispuesto a cambiar y adaptar tu enfoque. Al liberarte del juicio que implica no tener todas las respuestas y enfrentar los desafíos con curiosidad y apertura, puede que no termines exactamente donde imaginabas, pero es posible que llegues a un lugar con más oportunidades de las que habías soñado.

Relacionado: Tu zona de confort es una paradoja: aquí hay 5 formas de superar tus límites para salir de ella

Los imprevistos

Hay cosas que simplemente no pueden preverse. Tal vez se desplome la bolsa, tal vez tu local se inunde o tal vez ocurra una pandemia global. Pensemos en el caso del COVID-19: todos los dueños de negocios en Estados Unidos tuvieron que enfrentarlo y, en cierto modo, ese evento se convirtió en un gran igualador. Hubo muchos fracasos y errores, pero también hubo quienes lograron transformar ese desafío colectivo en una oportunidad.

En cierto momento, quedó claro que no hacer nada era una forma segura de cerrar el negocio. Mientras algunos aceptaron su destino, otros se pusieron creativos. Y si bien sería injusto decir que todos los negocios afectados por la pandemia podrían haber sobrevivido con suficiente ingenio o determinación, sí es importante aprender de aquellos que lograron adaptarse y prosperar pese a las circunstancias.

Date la mejor oportunidad posible: haz un compromiso contigo mismo de hacer todo lo que esté en tus manos para mantener el éxito, y cultiva la disposición de defenderte a ti y a tu empresa a toda costa. Puede sonar un poco espiritual o idealista, pero si no estás dispuesto a luchar por tu negocio cada día, estás firmando su propia sentencia de muerte. Deja atrás las ideas preconcebidas sobre cómo debería ser manejar tu propio negocio, acepta el trabajo poco glamuroso y mantén la vista firme en el objetivo final, no en las frustraciones o los obstáculos del momento.

Si decides dar el salto y convertirte en dueño de un negocio, estás aceptando que habrá cierto nivel de estrés en tu vida. Pero la clave para canalizar ese estrés y transformarlo en algo productivo es la acción.

Relacionado: En el mundo emprendedor, aguantar también es tener éxito

Conclusiones Clave

  • La acción es el antídoto contra el estrés: evitar los problemas solo los agrava, mientras que actuar con decisión genera soluciones.
  • Los emprendedores deben enfocarse en las tareas de mayor valor y apoyarse en su equipo, herramientas y sistemas.
  • Los imprevistos son inevitables, pero la curiosidad, la creatividad y la disposición para adaptarse distinguen a los negocios que prosperan de los que fracasan.

Dejémoslo claro desde el principio: si buscas el camino de menor resistencia, el emprendimiento no es para ti. No hay manera de evitarlo: como emprendedor vas a enfrentarte a situaciones estresantes. Sin embargo, el estrés no es un estado fijo. Parte de convertirte en el mejor emprendedor que puedes ser consiste en desarrollar mecanismos para afrontarlo y transformarlo en soluciones positivas.

Como emprendedor, conozco muy bien las presiones que vienen con el trabajo. ¿Problemas con la nómina? Dependen de ti. ¿Un fallo en la campaña de marketing? También es tu responsabilidad. ¿Asegurarte de que las operaciones diarias marchen bien mientras diriges el rumbo general del negocio? Definitivamente, también recae en ti. Todas esas presiones se acumulan, y aprender a manejarlas requiere habilidades de afrontamiento conscientes y deliberadas.

La única verdad definitiva que he descubierto es esta: el antídoto contra el estrés es la acción. No la evasión, no fingir que los problemas no existen, no posponer las decisiones: acción. A continuación, detallo tres grandes tipos de factores de estrés que, según mi experiencia, pueden descarrilarte como emprendedor, y cómo enfrentarlos a través de la acción.

Relacionado: Utiliza estos tres consejos de expertos para convertir tu estrés laboral en combustible creativo

Abrumado por las tareas

Lo escuchamos todo el tiempo: “No hay suficientes horas en el día”. Especialmente cuando eres un emprendedor nuevo, descubrirás que tienes más tareas de las que podrías completar en una jornada. A diferencia de un trabajo profesional donde existen métricas claras de éxito, indicadores de desempeño (KPIs) o entregables que puedes medir y presentar a un jefe, ser dueño de un negocio no ofrece ese tipo de estructura. Hay matices, situaciones que requieren tu atención, sistemas que configurar, planes que elaborar y proyectos que desarrollar… y eso antes de que algo salga mal.

Esa ambigüedad puede llevar a algunos a volverse adictos al trabajo, intentando en vano tachar la mayor cantidad de pendientes posible. A otros puede empujarlos a descuidar tareas importantes, permitiendo que pequeños problemas se conviertan con el tiempo en grietas más grandes. Entonces, ¿cuál es la solución? Delegar, incluso dentro de los límites de tus recursos.

Lo primero es lo primero: prioriza no según la cantidad de tareas que puedas terminar, sino según el valor de cada una. Suelo decir que no existe la “gestión del tiempo”, solo la gestión de prioridades. Define tus prioridades antes de sumergirte en los detalles de cualquier tarea. Piensa en ti como un médico de triaje que debe enfocar su atención rápidamente: identifica lo más urgente y atiende primero las tareas que ofrecen el mayor impacto. Luego, delega aquellas que no sea absolutamente necesario que tú realices como dueño del negocio. Apóyate en tus empleados, en las herramientas tecnológicas y en la automatización.

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La inmensidad del camino

Uno de los mayores desafíos para los emprendedores es la abrumadora amplitud de opciones sobre cómo invertir su tiempo. Preguntas amplias como “¿Qué debería hacer?” o “¿Y si tomo una decisión equivocada?” pueden generar miedo e inacción. Muchos emprendedores se paralizan simplemente por no saber qué hacer.

Para recuperar perspectiva frente a estas dudas, acepta que el emprendimiento implicará muchas tareas que te sacarán de tu zona de confort. El malestar suele verse como algo “malo”, pero es momento de cambiar esa narrativa. Pide ayuda, investiga, descubre cómo otros emprendedores han enfrentado esas mismas preguntas.

Después, mantente dispuesto a cambiar y adaptar tu enfoque. Al liberarte del juicio que implica no tener todas las respuestas y enfrentar los desafíos con curiosidad y apertura, puede que no termines exactamente donde imaginabas, pero es posible que llegues a un lugar con más oportunidades de las que habías soñado.

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Los imprevistos

Hay cosas que simplemente no pueden preverse. Tal vez se desplome la bolsa, tal vez tu local se inunde o tal vez ocurra una pandemia global. Pensemos en el caso del COVID-19: todos los dueños de negocios en Estados Unidos tuvieron que enfrentarlo y, en cierto modo, ese evento se convirtió en un gran igualador. Hubo muchos fracasos y errores, pero también hubo quienes lograron transformar ese desafío colectivo en una oportunidad.

En cierto momento, quedó claro que no hacer nada era una forma segura de cerrar el negocio. Mientras algunos aceptaron su destino, otros se pusieron creativos. Y si bien sería injusto decir que todos los negocios afectados por la pandemia podrían haber sobrevivido con suficiente ingenio o determinación, sí es importante aprender de aquellos que lograron adaptarse y prosperar pese a las circunstancias.

Date la mejor oportunidad posible: haz un compromiso contigo mismo de hacer todo lo que esté en tus manos para mantener el éxito, y cultiva la disposición de defenderte a ti y a tu empresa a toda costa. Puede sonar un poco espiritual o idealista, pero si no estás dispuesto a luchar por tu negocio cada día, estás firmando su propia sentencia de muerte. Deja atrás las ideas preconcebidas sobre cómo debería ser manejar tu propio negocio, acepta el trabajo poco glamuroso y mantén la vista firme en el objetivo final, no en las frustraciones o los obstáculos del momento.

Si decides dar el salto y convertirte en dueño de un negocio, estás aceptando que habrá cierto nivel de estrés en tu vida. Pero la clave para canalizar ese estrés y transformarlo en algo productivo es la acción.

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David Busker

Founder & Principal of FranchiseVision at FranchiseVision
Entrepreneur Leadership Network® Contributor
David Busker is the founder of FranchiseVision, a national franchise consultant, and the author of the book Franchise Vision: Transform Your Future Through Franchise Ownership. David has helped hundreds of candidates through the franchise discovery process.

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