Hábitos que sostienen la vida en la mina y en una startup: el poder de pausar, respirar y reconectar

La vida bajo presión, ya sea en las profundidades de una mina o en el día a día de un emprendimiento, exige resistencia física y emocional.

Por Zulma Herrera García Oct 17, 2025
DarioGaona | Getty Images

Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.

Conclusiones Clave

  • Cuidar de tu cuerpo y tu mente no es un lujo: es la base para rendir al máximo, tomar mejores decisiones y sostener proyectos de alto impacto, ya sea extrayendo minerales o construyendo empresas desde cero.

El auto eléctrico que ves en la calle funciona gracias al litio, níquel y cobalto obtenido a cientos de metros de profundidad. Esa batería que promete un futuro más limpio existe porque alguien realizó la complicada tarea de extraer los minerales que son indispensables para que esta tecnología sea una realidad. Pero hay algo que conecta cada gramo de los metales con la vida cotidiana: las personas que lo hacen posible.

Y no solo en la mina. También están quienes, como los emprendedores, abren camino desde lo más profundo del sistema, enfrentando obstáculos que pocos ven para que, al final, todo parezca sencillo.

Sin la minería no hay infraestructura, energías limpias o progreso tecnológico. Sin duda, es una industria que exige precisión técnica, resistencia física y emocional y la toma de decisiones críticas bajo presión. Lo mismo ocurre con quienes emprenden sin red y en un panorama incierto, esto también determina sus resultados.

El factor invisible de la productividad

Hablemos claro. La minería es una actividad que requiere jornadas intensas, condiciones climáticas complicadas, riesgo. El cuerpo humano es fuerte, pero tiene límites, y cuando se rebasan, las consecuencias van mucho más allá del cansancio.

Por ejemplo, un minero que duerme cuatro horas tiene menos capacidad de atención que uno que descansa ocho. Una persona mal alimentada se cansa más rápido que quien come sanamente. Esta verdad, que todas las empresas saben pero pocas atienden, apenas comienza a tomarse en serio.

Las operaciones más exitosas del mundo —desde una mina hasta una startup en crecimiento— han entendido que cuidar a las personas no es un lujo, sino una estrategia. Pausas inteligentes reducen accidentes, menús diseñados por nutriólogos elevan el rendimiento físico, y espacios pensados para el descanso o la conexión con la naturaleza disminuyen el estrés y mejoran el bienestar emocional.

Esta lógica no es exclusiva de la industria, también aplica a quienes emprenden en condiciones adversas, con recursos limitados y jornadas interminables. Priorizar la salud mental y física en cualquier frente productivo humaniza el trabajo y multiplica resultados.

Relacionado: El apoyo a la salud mental debe ser una prioridad empresarial — o enfrentar la pérdida de sus mejores empleados

La revolución de lo simple

Lo más poderoso de esta transformación es lo básico de las soluciones. No es necesario invertir en tecnología costosa. Se trata de reconocer que las personas, independientemente del ámbito en que se desarrollen, funcionan mejor cuando su cuerpo y mente están bien.

Cinco minutos de ejercicios cada dos horas previenen lesiones musculoesqueléticas. Técnicas de respiración consciente mantienen la calma en situaciones de estrés.

Empresas en México, Chile y Perú han comenzado a medir indicadores de bienestar con la misma importancia que evalúan la productividad. Así, niveles de estrés, calidad de sueño y satisfacción laboral son métricas que antes parecían secundarias y ahora se reconocen como predictores de rendimiento operativo.

Relacionado: Entrena tu mente para manejar el estrés siguiendo estos 6 pasos

El costo real del agotamiento

Las grandes ideas también se agotan cuando quienes las ejecutan están al límite. No solo en las minas, también entre quienes emprenden o lideran empresas desde cero. El desgaste físico y mental cobra factura.

La presión constante, la toma de decisiones bajo incertidumbre y la multitarea prolongada generan un costo silencioso: errores evitables, desconexión con los equipos, pérdida de foco.

Ya sea operando maquinaria pesada o construyendo una startup, el rendimiento necesita descanso y espacios para recalibrar. Ignorar esto afecta la salud de las personas y la viabilidad del proyecto que lideran.


Relacionado: Como todo el mundo está agotado, el “agotamiento” ya no significa nada. Así es como los líderes pueden apoyar el bienestar personal

El futuro es hoy

Cada tonelada de minerales que se extrae depende de decisiones humanas tomadas bajo presión. La diferencia entre una industria sostenible y una que colapsa por sus propias contradicciones está en algo tan simple como permitir que las personas descansen, respiren, se alimenten bien y tengan condiciones favorables de trabajo.

Pocas veces se habla de los mineros, como tampoco de quienes emprenden. Los que cargan sobre los hombros industrias completas sin aparecer en la portada. Y sin embargo, sostienen más de lo que el sistema reconoce.

Las compañías más avanzadas saben que invertir en salud física y mental no es una opción, significa menos accidentes, más retención de talento, mejor toma de decisiones. Cuidar a las personas no es un costo, es una ventaja competitiva.

Y esto no solo aplica bajo tierra. También es una realidad para quienes construyen empresas. La riqueza en la mina o en un negocio, no se mide solo en toneladas. Se mide en la capacidad de quienes regresan a seguir cavando y creando. Porque el futuro no se improvisa: se trabaja, aunque nadie lo vea.

Conclusiones Clave

  • Cuidar de tu cuerpo y tu mente no es un lujo: es la base para rendir al máximo, tomar mejores decisiones y sostener proyectos de alto impacto, ya sea extrayendo minerales o construyendo empresas desde cero.

El auto eléctrico que ves en la calle funciona gracias al litio, níquel y cobalto obtenido a cientos de metros de profundidad. Esa batería que promete un futuro más limpio existe porque alguien realizó la complicada tarea de extraer los minerales que son indispensables para que esta tecnología sea una realidad. Pero hay algo que conecta cada gramo de los metales con la vida cotidiana: las personas que lo hacen posible.

Y no solo en la mina. También están quienes, como los emprendedores, abren camino desde lo más profundo del sistema, enfrentando obstáculos que pocos ven para que, al final, todo parezca sencillo.

Sin la minería no hay infraestructura, energías limpias o progreso tecnológico. Sin duda, es una industria que exige precisión técnica, resistencia física y emocional y la toma de decisiones críticas bajo presión. Lo mismo ocurre con quienes emprenden sin red y en un panorama incierto, esto también determina sus resultados.

El factor invisible de la productividad

Hablemos claro. La minería es una actividad que requiere jornadas intensas, condiciones climáticas complicadas, riesgo. El cuerpo humano es fuerte, pero tiene límites, y cuando se rebasan, las consecuencias van mucho más allá del cansancio.

Por ejemplo, un minero que duerme cuatro horas tiene menos capacidad de atención que uno que descansa ocho. Una persona mal alimentada se cansa más rápido que quien come sanamente. Esta verdad, que todas las empresas saben pero pocas atienden, apenas comienza a tomarse en serio.

Las operaciones más exitosas del mundo —desde una mina hasta una startup en crecimiento— han entendido que cuidar a las personas no es un lujo, sino una estrategia. Pausas inteligentes reducen accidentes, menús diseñados por nutriólogos elevan el rendimiento físico, y espacios pensados para el descanso o la conexión con la naturaleza disminuyen el estrés y mejoran el bienestar emocional.

Esta lógica no es exclusiva de la industria, también aplica a quienes emprenden en condiciones adversas, con recursos limitados y jornadas interminables. Priorizar la salud mental y física en cualquier frente productivo humaniza el trabajo y multiplica resultados.

Relacionado: El apoyo a la salud mental debe ser una prioridad empresarial — o enfrentar la pérdida de sus mejores empleados

La revolución de lo simple

Lo más poderoso de esta transformación es lo básico de las soluciones. No es necesario invertir en tecnología costosa. Se trata de reconocer que las personas, independientemente del ámbito en que se desarrollen, funcionan mejor cuando su cuerpo y mente están bien.

Cinco minutos de ejercicios cada dos horas previenen lesiones musculoesqueléticas. Técnicas de respiración consciente mantienen la calma en situaciones de estrés.

Empresas en México, Chile y Perú han comenzado a medir indicadores de bienestar con la misma importancia que evalúan la productividad. Así, niveles de estrés, calidad de sueño y satisfacción laboral son métricas que antes parecían secundarias y ahora se reconocen como predictores de rendimiento operativo.

Relacionado: Entrena tu mente para manejar el estrés siguiendo estos 6 pasos

El costo real del agotamiento

Las grandes ideas también se agotan cuando quienes las ejecutan están al límite. No solo en las minas, también entre quienes emprenden o lideran empresas desde cero. El desgaste físico y mental cobra factura.

La presión constante, la toma de decisiones bajo incertidumbre y la multitarea prolongada generan un costo silencioso: errores evitables, desconexión con los equipos, pérdida de foco.

Ya sea operando maquinaria pesada o construyendo una startup, el rendimiento necesita descanso y espacios para recalibrar. Ignorar esto afecta la salud de las personas y la viabilidad del proyecto que lideran.


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El futuro es hoy

Cada tonelada de minerales que se extrae depende de decisiones humanas tomadas bajo presión. La diferencia entre una industria sostenible y una que colapsa por sus propias contradicciones está en algo tan simple como permitir que las personas descansen, respiren, se alimenten bien y tengan condiciones favorables de trabajo.

Pocas veces se habla de los mineros, como tampoco de quienes emprenden. Los que cargan sobre los hombros industrias completas sin aparecer en la portada. Y sin embargo, sostienen más de lo que el sistema reconoce.

Las compañías más avanzadas saben que invertir en salud física y mental no es una opción, significa menos accidentes, más retención de talento, mejor toma de decisiones. Cuidar a las personas no es un costo, es una ventaja competitiva.

Y esto no solo aplica bajo tierra. También es una realidad para quienes construyen empresas. La riqueza en la mina o en un negocio, no se mide solo en toneladas. Se mide en la capacidad de quienes regresan a seguir cavando y creando. Porque el futuro no se improvisa: se trabaja, aunque nadie lo vea.

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