Cómo dejar de lado el ego para que tu negocio construya un legado duradero
¿Qué pasaría si el verdadero punto de inflexión en el liderazgo no ocurriera cuando levantas la mano con la respuesta, sino cuando admites que no la tienes?
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.
Conclusiones Clave
- El ego puede afectar la toma de decisiones y debilitar la colaboración.
- Admitir que “no tienes la respuesta” es una fortaleza de liderazgo, no una debilidad.
- La humildad construye confianza, bienestar emocional y congruencia organizacional.
- Los líderes que gestionan su ego crean mejores equipos, toman decisiones más sólidas y tienen un impacto duradero.
Los líderes suelen sentir una presión constante: la de tener siempre la respuesta, ser la persona más inteligente en la sala y proyectar siempre seguridad. Viene con el título, la responsabilidad y el protagonismo. Muchos creen que liderar significa tener todas las soluciones.
Pero esa creencia es peligrosa: infla el ego. Hace que los líderes estén siempre a la defensiva y, a largo plazo, los desconecta de sus equipos.
El verdadero liderazgo no consiste en tener todas las respuestas a la mano. Se encuentra en la capacidad de crear un entorno donde las respuestas puedan surgir colectivamente. Eso requiere humildad, conciencia del ego y la madurez suficiente para decir: “No lo sé”.
Relacionado: Cómo evitar la espada de doble filo del ego en el emprendimiento
El papel del ego: cómo distorsiona el liderazgo
El ego no es inherentemente malo, alimenta la confianza, ayuda a los líderes a asumir riesgos y les da resiliencia frente a las críticas. Pero cuando no se controla, el ego deforma el liderazgo.
El ego suele convertirse en una barrera sutil, los líderes impulsados por él tienden a dominar las conversaciones. Ejercen control incluso cuando la colaboración produciría mejores resultados. Filtran las decisiones por cómo los harán ver, no según lo que es mejor para la organización.
Esto genera una serie de problemas:
- Silencia voces. Los miembros del equipo dejan de aportar porque se sienten ignorados.
- Certeza falsa. Los líderes actúan como si su perspectiva fuera completa, cuando rara vez lo es.
- Falta de congruencia. Las decisiones pueden parecer autoritarias, pero carecen de compromiso, lo que genera fricciones más adelante.
Un ego sin control crea estructuras de poder e impide que los líderes vean el panorama general. Los equipos dejan de hablar y la innovación muere porque nadie quiere arriesgarse a contradecir al líder.
Relacionado: Cuando la vida se derrumba, los emprendedores reconstruyen: 5 lecciones sobre la ciencia de la resiliencia
Los beneficios de la humildad: generando fortaleza a través de la vulnerabilidad
Si el ego aísla, la humildad conecta.
Decir “no tengo la respuesta” no es una debilidad, es un acto de liderazgo poderoso. Muestra apertura, crea espacios para el diálogo y, lo más importante, construye bienestar emocional, un entorno donde las personas se sienten seguras para expresarse, compartir ideas y desafiar supuestos.
La humildad también puede transformar la toma de decisiones. En lugar de filtrarse a través de la lente de una sola persona, los problemas se analizan desde múltiples ángulos. Se comparten diversas perspectivas, lo que puede llevar a mejores soluciones. Los equipos se sienten responsables de los resultados porque participaron para lograrlos.
La humildad consiste en ser lo suficientemente fuerte como para invitar a otros a participar. Se trata de pasar de “yo lidero solo” a “lideramos juntos”.
Relacionado: Cómo mejorar tus habilidades de liderazgo y transformar a tu equipo con este antiguo, pero poderoso método
Formas prácticas de gestionar el ego y liderar con humildad
La humildad en el liderazgo se manifiesta en las decisiones y conversaciones cotidianas. La forma en que los líderes hablan, hacen preguntas y comparten los logros determina si el ego domina o si la colaboración prospera. Con pequeños cambios, los líderes pueden crear entornos donde la confianza crezca y se generen mejores soluciones. Estas son algunas cosas que puedes poner en práctica:
1. Di “no lo sé” en voz alta
Suena simple, pero es poderoso. Al admitir abiertamente la incertidumbre, los líderes proyectan un tono de curiosidad y exploración. Esto anima a otros a aportar sus ideas.
2. Formula las decisiones como un abanico de opciones, no como algo absoluto
En lugar de presentar una única solución, pon sobre la mesa un abanico de opciones viables. Por ejemplo: “Esto es lo menos que podríamos hacer, y esta es la versión más ambiciosa. ¿Qué piensan que podemos hacer en el inter?”
Esto reduce la resistencia, promueve el diálogo creativo y cambia la resolución de problemas de un modelo jerárquico a uno de colaboración compartida.
3. Haz preguntas antes de dar respuestas
Los líderes suelen apresurarse a dar soluciones. Pero un mejor liderazgo surge cuando haces buenas preguntas: “¿Qué estamos pasando por alto?”, “¿Cómo abordarías esto?”, “¿Qué compensaciones ves?”
Estas preguntas desarman al ego y promueven nuevas formas de pensar.
4. Usa el lenguaje del “nosotros”, no del “yo”
Las palabras de un líder importan. Decir “quiero que hagamos…” en lugar de “vamos a…” cambia el tono, la segunda opción transmite responsabilidad compartida. Recuerda a tu equipo que el liderazgo es un acto colectivo.
Según Fladerer, Haslam, Steffens y Frey (2021), los CEO que usaron un lenguaje inclusivo (“nosotros”) en sus cartas a los accionistas lograron un mejor desempeño organizacional, porque ese tipo de lenguaje “estimula un sentido de identidad compartida” dentro de las organizaciones.
5. Reconoce las contribuciones y admite vacíos
La humildad crece cuando los líderes reconocen públicamente a otros por sus ideas y avances. También crece cuando admiten lo que no saben, ambas cosas crean una cultura donde la verdad importa más que las apariencias.
6. Explica el proceso de toma de decisiones
Incluso cuando el líder debe tomar la decisión final, compartir el razonamiento genera confianza. Explica al equipo cuáles fueron los elementos considerados, los intercambios valorados y por qué se eligió ir por ese camino. La transparencia importa más que tener la razón.
Relacionado: Cómo construir un equipo de trabajo resiliente que prospere en la incertidumbre
Por qué todo esto importa: el costo del ego vs. el poder de la humildad
Un ego sin control limita el liderazgo, crea líderes aislados que pueden parecer seguros, pero que operan sin información completa. Con el tiempo, el ego erosiona la congruencia, debilita la cultura y deja a las organizaciones vulnerables.
Un nivel saludable de humildad, en cambio, expande el liderazgo. Crea espacio para que los equipos piensen colectivamente, tengan una comprensión profunda e innoven sin miedo. Los líderes que adoptan la humildad ganan mayor confianza y tienen mejores resultados a largo plazo.
Un metaanálisis de 2022 publicado en The Leadership Quarterly encontró que el liderazgo humilde se asocia positivamente con la confianza afectiva, la identificación organizacional, el compromiso laboral y el afectivo, fomentando relaciones más sólidas y equipos más comprometidos y motivados.
La humildad es el núcleo del liderazgo sostenible. El ego puede producir victorias a corto plazo, pero la humildad sostiene el impacto a largo plazo.
Relacionado: Cómo convertirte en el líder en quien todos confían y siguen con una sola habilidad
Conclusión
El liderazgo auténtico no consiste en saberlo todo, sino en crear las condiciones para que las mejores respuestas puedan surgir.
La frase más poderosa con la que un líder puede empezar no es “Esto es lo que haremos”, sino: “No tengo la respuesta”.
Ese simple acto cambia la cultura, transforma el ego en humildad, convierte el liderazgo de control en colaboración y demuestra que la verdadera fortaleza no está en tener siempre la razón, sino en buscar siempre lo mejor.
El ego puede darte autoridad, pero la humildad deja un legado.
Conclusiones Clave
- El ego puede afectar la toma de decisiones y debilitar la colaboración.
- Admitir que “no tienes la respuesta” es una fortaleza de liderazgo, no una debilidad.
- La humildad construye confianza, bienestar emocional y congruencia organizacional.
- Los líderes que gestionan su ego crean mejores equipos, toman decisiones más sólidas y tienen un impacto duradero.
Los líderes suelen sentir una presión constante: la de tener siempre la respuesta, ser la persona más inteligente en la sala y proyectar siempre seguridad. Viene con el título, la responsabilidad y el protagonismo. Muchos creen que liderar significa tener todas las soluciones.
Pero esa creencia es peligrosa: infla el ego. Hace que los líderes estén siempre a la defensiva y, a largo plazo, los desconecta de sus equipos.
El verdadero liderazgo no consiste en tener todas las respuestas a la mano. Se encuentra en la capacidad de crear un entorno donde las respuestas puedan surgir colectivamente. Eso requiere humildad, conciencia del ego y la madurez suficiente para decir: “No lo sé”.
Relacionado: Cómo evitar la espada de doble filo del ego en el emprendimiento
El papel del ego: cómo distorsiona el liderazgo
El ego no es inherentemente malo, alimenta la confianza, ayuda a los líderes a asumir riesgos y les da resiliencia frente a las críticas. Pero cuando no se controla, el ego deforma el liderazgo.
El ego suele convertirse en una barrera sutil, los líderes impulsados por él tienden a dominar las conversaciones. Ejercen control incluso cuando la colaboración produciría mejores resultados. Filtran las decisiones por cómo los harán ver, no según lo que es mejor para la organización.
Esto genera una serie de problemas:
- Silencia voces. Los miembros del equipo dejan de aportar porque se sienten ignorados.
- Certeza falsa. Los líderes actúan como si su perspectiva fuera completa, cuando rara vez lo es.
- Falta de congruencia. Las decisiones pueden parecer autoritarias, pero carecen de compromiso, lo que genera fricciones más adelante.
Un ego sin control crea estructuras de poder e impide que los líderes vean el panorama general. Los equipos dejan de hablar y la innovación muere porque nadie quiere arriesgarse a contradecir al líder.
Relacionado: Cuando la vida se derrumba, los emprendedores reconstruyen: 5 lecciones sobre la ciencia de la resiliencia
Los beneficios de la humildad: generando fortaleza a través de la vulnerabilidad
Si el ego aísla, la humildad conecta.
Decir “no tengo la respuesta” no es una debilidad, es un acto de liderazgo poderoso. Muestra apertura, crea espacios para el diálogo y, lo más importante, construye bienestar emocional, un entorno donde las personas se sienten seguras para expresarse, compartir ideas y desafiar supuestos.
La humildad también puede transformar la toma de decisiones. En lugar de filtrarse a través de la lente de una sola persona, los problemas se analizan desde múltiples ángulos. Se comparten diversas perspectivas, lo que puede llevar a mejores soluciones. Los equipos se sienten responsables de los resultados porque participaron para lograrlos.
La humildad consiste en ser lo suficientemente fuerte como para invitar a otros a participar. Se trata de pasar de “yo lidero solo” a “lideramos juntos”.
Relacionado: Cómo mejorar tus habilidades de liderazgo y transformar a tu equipo con este antiguo, pero poderoso método
Formas prácticas de gestionar el ego y liderar con humildad
La humildad en el liderazgo se manifiesta en las decisiones y conversaciones cotidianas. La forma en que los líderes hablan, hacen preguntas y comparten los logros determina si el ego domina o si la colaboración prospera. Con pequeños cambios, los líderes pueden crear entornos donde la confianza crezca y se generen mejores soluciones. Estas son algunas cosas que puedes poner en práctica:
1. Di “no lo sé” en voz alta
Suena simple, pero es poderoso. Al admitir abiertamente la incertidumbre, los líderes proyectan un tono de curiosidad y exploración. Esto anima a otros a aportar sus ideas.
2. Formula las decisiones como un abanico de opciones, no como algo absoluto
En lugar de presentar una única solución, pon sobre la mesa un abanico de opciones viables. Por ejemplo: “Esto es lo menos que podríamos hacer, y esta es la versión más ambiciosa. ¿Qué piensan que podemos hacer en el inter?”
Esto reduce la resistencia, promueve el diálogo creativo y cambia la resolución de problemas de un modelo jerárquico a uno de colaboración compartida.
3. Haz preguntas antes de dar respuestas
Los líderes suelen apresurarse a dar soluciones. Pero un mejor liderazgo surge cuando haces buenas preguntas: “¿Qué estamos pasando por alto?”, “¿Cómo abordarías esto?”, “¿Qué compensaciones ves?”
Estas preguntas desarman al ego y promueven nuevas formas de pensar.
4. Usa el lenguaje del “nosotros”, no del “yo”
Las palabras de un líder importan. Decir “quiero que hagamos…” en lugar de “vamos a…” cambia el tono, la segunda opción transmite responsabilidad compartida. Recuerda a tu equipo que el liderazgo es un acto colectivo.
Según Fladerer, Haslam, Steffens y Frey (2021), los CEO que usaron un lenguaje inclusivo (“nosotros”) en sus cartas a los accionistas lograron un mejor desempeño organizacional, porque ese tipo de lenguaje “estimula un sentido de identidad compartida” dentro de las organizaciones.
5. Reconoce las contribuciones y admite vacíos
La humildad crece cuando los líderes reconocen públicamente a otros por sus ideas y avances. También crece cuando admiten lo que no saben, ambas cosas crean una cultura donde la verdad importa más que las apariencias.
6. Explica el proceso de toma de decisiones
Incluso cuando el líder debe tomar la decisión final, compartir el razonamiento genera confianza. Explica al equipo cuáles fueron los elementos considerados, los intercambios valorados y por qué se eligió ir por ese camino. La transparencia importa más que tener la razón.
Relacionado: Cómo construir un equipo de trabajo resiliente que prospere en la incertidumbre
Por qué todo esto importa: el costo del ego vs. el poder de la humildad
Un ego sin control limita el liderazgo, crea líderes aislados que pueden parecer seguros, pero que operan sin información completa. Con el tiempo, el ego erosiona la congruencia, debilita la cultura y deja a las organizaciones vulnerables.
Un nivel saludable de humildad, en cambio, expande el liderazgo. Crea espacio para que los equipos piensen colectivamente, tengan una comprensión profunda e innoven sin miedo. Los líderes que adoptan la humildad ganan mayor confianza y tienen mejores resultados a largo plazo.
Un metaanálisis de 2022 publicado en The Leadership Quarterly encontró que el liderazgo humilde se asocia positivamente con la confianza afectiva, la identificación organizacional, el compromiso laboral y el afectivo, fomentando relaciones más sólidas y equipos más comprometidos y motivados.
La humildad es el núcleo del liderazgo sostenible. El ego puede producir victorias a corto plazo, pero la humildad sostiene el impacto a largo plazo.
Relacionado: Cómo convertirte en el líder en quien todos confían y siguen con una sola habilidad
Conclusión
El liderazgo auténtico no consiste en saberlo todo, sino en crear las condiciones para que las mejores respuestas puedan surgir.
La frase más poderosa con la que un líder puede empezar no es “Esto es lo que haremos”, sino: “No tengo la respuesta”.
Ese simple acto cambia la cultura, transforma el ego en humildad, convierte el liderazgo de control en colaboración y demuestra que la verdadera fortaleza no está en tener siempre la razón, sino en buscar siempre lo mejor.
El ego puede darte autoridad, pero la humildad deja un legado.
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