Liderar en crisis: lecciones que aprendí reconstruyendo tras un desastre
La mayoría de las empresas no fracasan por las interrupciones: fracasan por complacencia.

Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.
Conclusiones Clave
- El mercado cambia, pero la complacencia es lo que realmente hace daño.
- Los líderes deben cuestionar el statu quo, fomentar una cultura centrada en las personas e innovar en tiempos de calma (no solo en crisis).
- También es importante ofrecer claridad y transparencia ante la incertidumbre, planificar con anticipación y mantenerse firme en los valores.
Según la Encuesta de CEOs 2024 de PwC, casi la mitad de los directores ejecutivos no están seguros de que sus empresas sobrevivirán la próxima década sin reinventarse. Aunque es un dato preocupante, no sorprende.
He visto lo que ocurre cuando las empresas se vuelven complacientes, cuando confunden estabilidad con sostenibilidad. Las economías cambian. Llegan desastres. Las personas se van. Las tendencias evolucionan. La pregunta no es si habrá interrupciones, sino si tienes el valor y la determinación para actuar, adaptarte e inspirar cuando sucedan.
En BELFOR, nuestros equipos activan y reconstruyen hogares, escuelas y negocios después de desastres. Pero el verdadero trabajo comienza mucho antes de que las aguas suban o los incendios arrasen. Comienza con la mentalidad: no acomodarse y vivir con una cultura de “todo el tiempo… podemos… haremos… lo que sea necesario para lograrlo”. Así es como reconstruimos comunidades.
Permítanme ser claro: no soy economista ni futurista. Solo soy un tipo que creció en Detroit, empezó a trabajar joven y aprendió por las malas cómo adaptarse cuando la vida lanza curvas inesperadas. Como me gusta decir: ¿Tienes un plan? Prepárate, porque la vida real siempre tiene una forma de quemar el manual.
Esa perspectiva ha guiado cada decisión que he tomado como CEO de BELFOR, una empresa presente en 49 países y con más de 13,000 colaboradores. A través de décadas de turbulencia económica y desastres naturales, hemos progresado, no solo por lo que hacemos, sino por cómo pensamos. Nuestra cultura de adaptación constante ha impulsado nuestro crecimiento.
Relacionado: El éxito emprendedor depende de tener la mentalidad correcta: aquí te explicamos cómo desarrollarla
El mercado cambia, pero la complacencia es la que realmente causa daño
Creo que, sin importar cuál sea tu rol en una empresa, la complacencia no tiene lugar en la mesa. Por ejemplo, mantengo las paredes de mi oficina vacías, no porque no me importen los logros de la compañía, sino porque nunca quiero olvidar que todo puede cambiar en un instante. Al no colgar decoraciones, me recuerdo constantemente que nunca me he “asentado por completo”. ¡No quiero hacerlo jamás!
El éxito puede nublar tus reflejos. Cuando todo va bien y el camino se ve despejado, es tentador aflojar el ritmo. La verdadera resiliencia consiste en mantener las manos en el volante y los ojos en la carretera, incluso cuando todo parece ir bien. La complacencia podría muy bien hacer que te estrelles.
Netflix es un ejemplo perfecto. Todos recordamos esos sobres rojos llegando a nuestras casas. Pero cuando llegó la ola digital, Netflix no se aferró al pasado; se adaptó para sobrevivir. La compañía se ha reinventado una y otra vez: desde enviar DVDs por correo hasta el streaming y la creación de su propio contenido galardonado. Hoy es un imperio del entretenimiento. Esa mentalidad implacable de evolución no es solo innovación. Es dominio.
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De monedas sueltas a cambiar el juego
Nunca pensé que terminaría dirigiendo un negocio multimillonario. Crecí en Detroit, siendo el mayor de cuatro hermanos, criado por una madre soltera. Empecé a trabajar a los once años, y le entregaba a ella cada dólar que ganaba para ayudar a mantener a la familia a flote. La primera propina que recibí fue de $1 dólar por atender mesas. Me gasté diez centavos para llamar a mi mamá, orgulloso de compartir la noticia. Me regañó por gastar el 10% de mis ingresos. Lección aprendida, rápido.
Desde vender hamburguesas y lustrar zapatos hasta abastecer máquinas expendedoras, mis primeros trabajos me enseñaron a esforzarme, escuchar y mantener la humildad. Y cuando finalmente empecé en BELFOR, no llegué a un puesto directivo. Comencé desde abajo y fui escalando paso a paso.
Esas experiencias moldearon mi forma de liderar hoy. La resiliencia no es una estrategia corporativa: es algo que se vive. Cuando vienes de la nada, nunca olvidas lo que te costó llegar a donde estás.
Relacionado: 3 estrategias para convertir la incertidumbre en un camino claro hacia adelante
1. Supera lo predecible
Cuando dejamos de desafiarnos a nosotros mismos, dejamos de crecer. Esto es cierto tanto en los negocios como en la vida. La resiliencia comienza con líderes que cuestionan el statu quo, no por miedo, sino por compromiso con la relevancia a largo plazo. Crea espacio para conversaciones difíciles. Desafía tus suposiciones. Interrumpe tus hábitos antes de que el mercado te interrumpa a ti.
2. Poner a las personas primero no es una política; es una cultura
No hay éxito sin personas. Son quienes luchan contigo en tiempos de crisis y quienes previenen problemas antes de que ocurran.
En BELFOR, personalmente envío una tarjeta de cumpleaños escrita a mano a cada miembro del equipo cada año. No es un truco; es un recordatorio de que vemos a cada persona como parte de la familia. Cuando llega una crisis, ya sea un huracán o una emergencia personal, las personas que se sienten apoyadas dan todo lo que tienen. Porque nuestros colaboradores se sienten valorados, son menos propensos a resistirse al cambio y a las transformaciones necesarias. De hecho, las aceptan y se superan ante ellas.
Este enfoque es más crucial que nunca. Según Gallup, el compromiso de los empleados en Estados Unidos cayó a un mínimo de diez años en 2024, con solo el 31% de los empleados comprometidos y el 17% activamente desinteresados. Esta caída resalta la importancia de fomentar un entorno de trabajo solidario y motivador, donde las personas se sientan valoradas como seres humanos, no como números.
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3. Innova en la calma, no solo en la crisis
He aprendido que el peor momento para empezar a construir un plan es cuando ya estás en medio de la tormenta. La innovación no debería ser solo reactiva. De hecho, algunas de nuestras mejores ideas surgieron en épocas más tranquilas, cuando teníamos el espacio para experimentar, repensar y construir para el futuro.
Recuerda cómo Netflix no esperó a una crisis para innovar: creó su propio impulso. Las empresas resilientes se preparan antes de verse obligadas a hacerlo.
4. Mantén las cosas simples y sé radicalmente transparente
Cuando surge la incertidumbre, la claridad importa más que nunca. Los planes complejos y los mensajes vagos se desmoronan rápidamente en una crisis. Como líderes, debemos ser honestos, directos y accesibles con nuestros equipos. De hecho, el 88% de los líderes encuestados por Deloitte coinciden en que una mayor transparencia genera más confianza en la fuerza laboral.
En mi experiencia, las empresas que complican demasiado las cosas muchas veces intentan ocultar el miedo. Pero el miedo prospera en la confusión. Si no sabes algo, dilo. Si estás ajustando planes, explica por qué. La confianza crece cuando las personas se sienten informadas e incluidas.
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5. Los líderes fuertes planifican con anticipación y se mantienen firmes en sus valores
En BELFOR hemos visto lo rápido que puede cambiar el terreno. Inundaciones, incendios, pandemias… hemos respondido a todo. Los líderes más resilientes con los que trabajamos no son los que tienen estrategias rígidas. Son los que pueden adaptarse rápidamente mientras se mantienen firmes en sus valores.
Construimos planes de contingencia como cualquier otra empresa. Pero también inspiramos a nuestros líderes a tomar decisiones basadas en valores bajo presión. Actuar rápido no sirve de nada si no está alineado con quién eres y qué representas.
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Prosperar significa elegir la incomodidad antes de que ella te elija a ti
La resiliencia no es algo que se construye una sola vez. Es un músculo. Y como cualquier músculo, solo crece cuando lo ejercitas: cuando sales de tu zona de confort y haces el trabajo antes de que el mundo te lo exija.
Si eres dueño de un negocio y estás leyendo esto, te desafío a empezar ahora. No cuando las noticias empeoren. No cuando los números bajen. Ahora. Pregúntate: ¿Dónde me he acomodado demasiado? ¿Qué suposiciones estoy haciendo sobre mi equipo, mi industria, mi futuro? El secreto del éxito a largo plazo no es solo resistir la tormenta: es dejar que ella forje tu fortaleza. Los que salen más fuertes no son los que simplemente soportan, sino los que se preparan y se adaptan mucho antes de que lleguen las nubes.
Conclusiones Clave
- El mercado cambia, pero la complacencia es lo que realmente hace daño.
- Los líderes deben cuestionar el statu quo, fomentar una cultura centrada en las personas e innovar en tiempos de calma (no solo en crisis).
- También es importante ofrecer claridad y transparencia ante la incertidumbre, planificar con anticipación y mantenerse firme en los valores.
Según la Encuesta de CEOs 2024 de PwC, casi la mitad de los directores ejecutivos no están seguros de que sus empresas sobrevivirán la próxima década sin reinventarse. Aunque es un dato preocupante, no sorprende.
He visto lo que ocurre cuando las empresas se vuelven complacientes, cuando confunden estabilidad con sostenibilidad. Las economías cambian. Llegan desastres. Las personas se van. Las tendencias evolucionan. La pregunta no es si habrá interrupciones, sino si tienes el valor y la determinación para actuar, adaptarte e inspirar cuando sucedan.
En BELFOR, nuestros equipos activan y reconstruyen hogares, escuelas y negocios después de desastres. Pero el verdadero trabajo comienza mucho antes de que las aguas suban o los incendios arrasen. Comienza con la mentalidad: no acomodarse y vivir con una cultura de “todo el tiempo… podemos… haremos… lo que sea necesario para lograrlo”. Así es como reconstruimos comunidades.
Permítanme ser claro: no soy economista ni futurista. Solo soy un tipo que creció en Detroit, empezó a trabajar joven y aprendió por las malas cómo adaptarse cuando la vida lanza curvas inesperadas. Como me gusta decir: ¿Tienes un plan? Prepárate, porque la vida real siempre tiene una forma de quemar el manual.
Esa perspectiva ha guiado cada decisión que he tomado como CEO de BELFOR, una empresa presente en 49 países y con más de 13,000 colaboradores. A través de décadas de turbulencia económica y desastres naturales, hemos progresado, no solo por lo que hacemos, sino por cómo pensamos. Nuestra cultura de adaptación constante ha impulsado nuestro crecimiento.
Relacionado: El éxito emprendedor depende de tener la mentalidad correcta: aquí te explicamos cómo desarrollarla
El mercado cambia, pero la complacencia es la que realmente causa daño
Creo que, sin importar cuál sea tu rol en una empresa, la complacencia no tiene lugar en la mesa. Por ejemplo, mantengo las paredes de mi oficina vacías, no porque no me importen los logros de la compañía, sino porque nunca quiero olvidar que todo puede cambiar en un instante. Al no colgar decoraciones, me recuerdo constantemente que nunca me he “asentado por completo”. ¡No quiero hacerlo jamás!
El éxito puede nublar tus reflejos. Cuando todo va bien y el camino se ve despejado, es tentador aflojar el ritmo. La verdadera resiliencia consiste en mantener las manos en el volante y los ojos en la carretera, incluso cuando todo parece ir bien. La complacencia podría muy bien hacer que te estrelles.
Netflix es un ejemplo perfecto. Todos recordamos esos sobres rojos llegando a nuestras casas. Pero cuando llegó la ola digital, Netflix no se aferró al pasado; se adaptó para sobrevivir. La compañía se ha reinventado una y otra vez: desde enviar DVDs por correo hasta el streaming y la creación de su propio contenido galardonado. Hoy es un imperio del entretenimiento. Esa mentalidad implacable de evolución no es solo innovación. Es dominio.
Relacionado: 8 importantes lecciones de emprendedores líderes
De monedas sueltas a cambiar el juego
Nunca pensé que terminaría dirigiendo un negocio multimillonario. Crecí en Detroit, siendo el mayor de cuatro hermanos, criado por una madre soltera. Empecé a trabajar a los once años, y le entregaba a ella cada dólar que ganaba para ayudar a mantener a la familia a flote. La primera propina que recibí fue de $1 dólar por atender mesas. Me gasté diez centavos para llamar a mi mamá, orgulloso de compartir la noticia. Me regañó por gastar el 10% de mis ingresos. Lección aprendida, rápido.
Desde vender hamburguesas y lustrar zapatos hasta abastecer máquinas expendedoras, mis primeros trabajos me enseñaron a esforzarme, escuchar y mantener la humildad. Y cuando finalmente empecé en BELFOR, no llegué a un puesto directivo. Comencé desde abajo y fui escalando paso a paso.
Esas experiencias moldearon mi forma de liderar hoy. La resiliencia no es una estrategia corporativa: es algo que se vive. Cuando vienes de la nada, nunca olvidas lo que te costó llegar a donde estás.
Relacionado: 3 estrategias para convertir la incertidumbre en un camino claro hacia adelante
1. Supera lo predecible
Cuando dejamos de desafiarnos a nosotros mismos, dejamos de crecer. Esto es cierto tanto en los negocios como en la vida. La resiliencia comienza con líderes que cuestionan el statu quo, no por miedo, sino por compromiso con la relevancia a largo plazo. Crea espacio para conversaciones difíciles. Desafía tus suposiciones. Interrumpe tus hábitos antes de que el mercado te interrumpa a ti.
2. Poner a las personas primero no es una política; es una cultura
No hay éxito sin personas. Son quienes luchan contigo en tiempos de crisis y quienes previenen problemas antes de que ocurran.
En BELFOR, personalmente envío una tarjeta de cumpleaños escrita a mano a cada miembro del equipo cada año. No es un truco; es un recordatorio de que vemos a cada persona como parte de la familia. Cuando llega una crisis, ya sea un huracán o una emergencia personal, las personas que se sienten apoyadas dan todo lo que tienen. Porque nuestros colaboradores se sienten valorados, son menos propensos a resistirse al cambio y a las transformaciones necesarias. De hecho, las aceptan y se superan ante ellas.
Este enfoque es más crucial que nunca. Según Gallup, el compromiso de los empleados en Estados Unidos cayó a un mínimo de diez años en 2024, con solo el 31% de los empleados comprometidos y el 17% activamente desinteresados. Esta caída resalta la importancia de fomentar un entorno de trabajo solidario y motivador, donde las personas se sientan valoradas como seres humanos, no como números.
Relacionado: 5 desafíos que enfrentan los líderes en este momento (y cómo superarlos)
3. Innova en la calma, no solo en la crisis
He aprendido que el peor momento para empezar a construir un plan es cuando ya estás en medio de la tormenta. La innovación no debería ser solo reactiva. De hecho, algunas de nuestras mejores ideas surgieron en épocas más tranquilas, cuando teníamos el espacio para experimentar, repensar y construir para el futuro.
Recuerda cómo Netflix no esperó a una crisis para innovar: creó su propio impulso. Las empresas resilientes se preparan antes de verse obligadas a hacerlo.
4. Mantén las cosas simples y sé radicalmente transparente
Cuando surge la incertidumbre, la claridad importa más que nunca. Los planes complejos y los mensajes vagos se desmoronan rápidamente en una crisis. Como líderes, debemos ser honestos, directos y accesibles con nuestros equipos. De hecho, el 88% de los líderes encuestados por Deloitte coinciden en que una mayor transparencia genera más confianza en la fuerza laboral.
En mi experiencia, las empresas que complican demasiado las cosas muchas veces intentan ocultar el miedo. Pero el miedo prospera en la confusión. Si no sabes algo, dilo. Si estás ajustando planes, explica por qué. La confianza crece cuando las personas se sienten informadas e incluidas.
Relacionado: Ignorancia o arrogancia: así es cómo los buenos líderes manejan la incertidumbre
5. Los líderes fuertes planifican con anticipación y se mantienen firmes en sus valores
En BELFOR hemos visto lo rápido que puede cambiar el terreno. Inundaciones, incendios, pandemias… hemos respondido a todo. Los líderes más resilientes con los que trabajamos no son los que tienen estrategias rígidas. Son los que pueden adaptarse rápidamente mientras se mantienen firmes en sus valores.
Construimos planes de contingencia como cualquier otra empresa. Pero también inspiramos a nuestros líderes a tomar decisiones basadas en valores bajo presión. Actuar rápido no sirve de nada si no está alineado con quién eres y qué representas.
Relacionado: 4 maneras de construir una cultura más adaptable y resiliente en tu organización
Prosperar significa elegir la incomodidad antes de que ella te elija a ti
La resiliencia no es algo que se construye una sola vez. Es un músculo. Y como cualquier músculo, solo crece cuando lo ejercitas: cuando sales de tu zona de confort y haces el trabajo antes de que el mundo te lo exija.
Si eres dueño de un negocio y estás leyendo esto, te desafío a empezar ahora. No cuando las noticias empeoren. No cuando los números bajen. Ahora. Pregúntate: ¿Dónde me he acomodado demasiado? ¿Qué suposiciones estoy haciendo sobre mi equipo, mi industria, mi futuro? El secreto del éxito a largo plazo no es solo resistir la tormenta: es dejar que ella forje tu fortaleza. Los que salen más fuertes no son los que simplemente soportan, sino los que se preparan y se adaptan mucho antes de que lleguen las nubes.
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