Cómo manejar un negocio si eres introvertido y no te gusta hablar con la gente
No tienes que dejar de ser quien eres para tener éxito en los negocios. Solo necesitas lograr el equilibrio adecuado entre estrategias para sobrellevarlo y un crecimiento planificado.
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.
Conclusiones Clave
- Los introvertidos pueden destacar como líderes si aprovechan sus fortalezas y desarrollan estrategias que eviten el agotamiento por la interacción social.
- Implementar estrategias como delimitar expectativas y encontrar métodos alternativos de comunicación puede ayudar a los introvertidos a sobrevivir en entornos de negocio en donde hay interacción.
- Los introvertidos pueden superar su incomodidad social al afrontar, de manera intencional, interacciones difíciles, lo que permite una mejora gradual en sus habilidades comunicativas.
“Que no te guste hablar con la gente” es algo extraño en la vida. Pero te guste o no, algunos de nosotros no disfrutamos de interactuar con otros. No porque odiemos a las personas; las personas son geniales (bueno, no siempre, pero en general, la gente es cool).
El verdadero problema es la energía, socializar consume demasiada. Como los seres humanos estamos naturalmente diseñados para conservar energía, los introvertidos terminamos evitando lo que más nos la gasta: hablar. Si alguna vez necesitaran un presidente para la gente como yo, sería un buen candidato. Soy naturalmente introvertido hasta un punto casi cómico.
De niño, prefería quedarme en casa cuando mis hermanos salían a jugar futbol. Incluso hoy en día, me cuesta mucho trabajo salir de mi casa. Soy del tipo de persona que no quiere ser vista, ni oída, ni mencionada. No quiero hablar, y prefiero que no me hablen.
Mi existencia ideal sería flotar por la vida como un fantasma con wifi: presente, pero completamente intocable. Un poco raro, ¿verdad? Probablemente.
Eso tiene muchas desventajas en un mundo extrovertido, y en general, es difícil sobrevivir en los negocios con esta peculiaridad. Pero he encontrado una manera de hacerlo. De hecho, soy tan bueno manejándolo que paso más de la mitad del día hablando con personas en distintas llamadas, y tengo cientos de empleados, directa o indirectamente.
¿Cómo? Hay dos enfoques:
- Supervivencia → crear estrategias para trabajar alrededor de mis limitaciones.
- Transformación → hacer un esfuerzo intencional para mejorar.
Hablemos de ambos.
Relacionado: 3 trucos de productividad ocultos que los introvertidos usan para superar en silencio a los extrovertidos
Supervivencia: cómo salir adelante
La mayoría de los consejos dicen que debes “trabajar en tus debilidades”. Pero a veces es más inteligente dejar que la debilidad sea debilidad y buscar la forma de darle la vuelta. Esto es especialmente cierto cuando tienes tiempo, recursos o energía limitados. Estar en modo de supervivencia significa aprender a aprovechar tus verdaderas fortalezas mientras desarrollas sistemas que compensen tus debilidades.
En mi caso, evitar la interacción social excesiva no es evasión; es eficiencia. Cuando me obligo a estar en situaciones que me drenan energía, pierdo la capacidad de sobresalir en otras tres tareas importantes. La clave es crear mecanismos de afrontamiento que conserven tu energía para lo realmente importante.
Encontré una guía invaluable en The Introverted Leader: Building on Your Quiet Strength (El líder introvertido: Aprovecha tu talento más silencioso) de Jennifer B. Kahnweiler, que explica que “la introversión no es una desventaja en los negocios, sino un conjunto de fortalezas. Al apoyarse en ellas y usar estrategias específicas, los introvertidos pueden dirigir empresas eficazmente sin tratar de ser extrovertidos.”
Estas son algunas estrategias de supervivencia que me mantienen funcional:
- Establece expectativas claras: Es más fácil cuando todos con quienes trabajas saben que no eres una persona naturalmente sociable, no interpretan tu falta de socialización como rudeza. Ahora que vivimos en un mundo donde la introversión es común; la mayoría se adapta fácilmente una vez que entiende tu forma de ser.
- Lidera con genuino interés: Si eres callado por naturaleza, la gente puede malinterpretarte como indiferente. Contrarresta eso siendo genuinamente amable y practicando una sinceridad extrema. Cuando las personas saben que te importan, son más receptivas a tus comentarios y menos propensas a malinterpretar tu estilo de comunicación.
- Encuentra tu método de comunicación preferido: Identifica el método que menos te desgaste y úsalo estratégicamente. Mi jerarquía de preferencias es así: Chat > Mensajes de voz > Llamada telefónica > Videollamada > Reunión presencial.
Ejemplo: Hace unos ocho años trabajé con un grupo de diez desarrolladores indios para crear un software. Les dije que no habría llamadas, comuniqué todo lo necesario por escrito y con wireframes. Nunca nos vimos, nunca hablamos, no sé cómo suenan, y aun así el trabajo se hizo. No lo haría ahora, porque he mejorado, pero lo que quiero decir es que la comunicación escrita funcionó incluso para algo tan complejo como el diseño de un software.
- Compensa con tus fortalezas naturales: Como introvertidos, destacamos por escuchar, pensar profundamente y analizar con cuidado. Son cualidades de liderazgo poderosas que suelen dar buenos resultados si se usan bien.
- Trabaja con personas que puedan hacer la parte social: Los negocios necesitan comunicadores, así que es importante tener gente que sobresalga hablando. No es delegar, es formar un equipo inteligente.
- Crea sistemas que “hablen” por ti: Por ejemplo, la documentación. Si tienes suficientes registros, hablarás menos. Suelo crear nuevas páginas en Notion a diario para explicar, documentar y mantener la información accesible. Con un buen registro, repites menos y explicas solo una vez.
Transformación: cómo mejorar
He dominado la fase de supervivencia y he encontrado la forma de que las cosas funcionen sin grandes desventajas. Pero últimamente he estado intentando hacerle frente a mi incomodidad.
El objetivo no es cambiar por completo y volverme extrovertido (eso no es realista ni necesario). Es difícil desaprender algo que ha sido parte de ti desde que naciste pero siempre se puede mejorar.
Según la ciencia, la única forma de mejorar al hablar con la gente es practicando, lo cual, aunque molesto, es cierto.
La exposición interrumpe ese ciclo de “odio esto”. Al enfrentar repetidamente situaciones que detestamos, el cerebro entra en un proceso llamado aprendizaje de extinción: es decir, desvincula “situación = estrés”. Esto significa que con exposición repetida, la respuesta de estrés del cuerpo disminuye gradualmente al darse cuenta de que “oh… esto no está tan mal”.
Así es como me he estado exponiendo a situaciones incómodas:
- Reducir la posibilidad de decir no a las llamadas: Odio las llamadas, pero recientemente le pedí a la mayoría de las personas con las que trabajo que me marcaran cuando tuvieran algo que discutir. Muchos saben que odio las llamadas, así que fue una petición extraña. Pero si quieres dejar de odiar algo, no puedes darte razones para evitarlo. Si te pido que me llames, prometo contestar, y si estoy ocupado, devolver la llamada. Es como un contrato social. Y cuando suena el teléfono, lo contesto sin pensarlo dos veces. Con el tiempo, mi cerebro empezará a entender que la gente no me va a morder por teléfono.
- Practicar contar historias: Soy bueno escribiendo historias, pero pésimo contándolas. Con frecuencia olvido detalles o pierdo el hilo. Para mejorar, he empezado a compartir con otras personas las historias que normalmente escribiría. Poco a poco he notado una mejora en mi capacidad para organizar, recordar y narrar verbalmente.
- Comodidad con las videollamadas: A veces enciendo la cámara al unirme a una reunión virtual. Alguien comentó recientemente: “Kay antes ni siquiera soportaba las llamadas, ¡y ahora pide que todos prendan la cámara!” Todavía no me gusta, pero la única forma de dejar de odiarlo es hacerlo repetidamente.
- Reto de interacción diaria: Estoy planeando un reto de 180 días en el que inicie conversación con una persona desconocida cada día, ya sea de forma presencial o por teléfono. Aún no he empezado; estos compromisos son más fáciles de decir que de hacer, pero estoy trabajando en ello.
- Clases de improvisación: Este es el nivel más alto de incomodidad para mí, pero pienso tomar clases de improvisación para practicar la comunicación espontánea en un entorno estructurado. Si sobrevivo a la improvisación, puedo sobrevivir a cualquier cosa.
También he empezado a ver las conversaciones como sesiones de resolución de problemas más que como intercambios sociales. Si tú tienes algo que necesito y yo tengo algo que tú necesitas, hablaremos. Ese marco mental hace más fácil ser constante.
Conclusión
Todos tenemos debilidades, el primer paso es reconocerlas. A partir de ahí, puedes:
- Desarrollar estrategias para enfrentar tus debilidades = Supervivencia.
- Trabajar activamente para mejorar = Transformación.
En la mayoría de los casos, el enfoque de supervivencia es más eficiente y sostenible. Sin embargo, el crecimiento planificado es necesario para desarrollar las habilidades verdaderamente esenciales para tu éxito. El secreto no está en negar tu naturaleza ni en forzarte a encajar en el molde de otros. Está en optimizar lo que ya eres mientras expandes estratégicamente tus límites. En última instancia, la introversión no es un error que deba corregirse; es una característica que debe optimizarse.
Conclusiones Clave
- Los introvertidos pueden destacar como líderes si aprovechan sus fortalezas y desarrollan estrategias que eviten el agotamiento por la interacción social.
- Implementar estrategias como delimitar expectativas y encontrar métodos alternativos de comunicación puede ayudar a los introvertidos a sobrevivir en entornos de negocio en donde hay interacción.
- Los introvertidos pueden superar su incomodidad social al afrontar, de manera intencional, interacciones difíciles, lo que permite una mejora gradual en sus habilidades comunicativas.
“Que no te guste hablar con la gente” es algo extraño en la vida. Pero te guste o no, algunos de nosotros no disfrutamos de interactuar con otros. No porque odiemos a las personas; las personas son geniales (bueno, no siempre, pero en general, la gente es cool).
El verdadero problema es la energía, socializar consume demasiada. Como los seres humanos estamos naturalmente diseñados para conservar energía, los introvertidos terminamos evitando lo que más nos la gasta: hablar. Si alguna vez necesitaran un presidente para la gente como yo, sería un buen candidato. Soy naturalmente introvertido hasta un punto casi cómico.
De niño, prefería quedarme en casa cuando mis hermanos salían a jugar futbol. Incluso hoy en día, me cuesta mucho trabajo salir de mi casa. Soy del tipo de persona que no quiere ser vista, ni oída, ni mencionada. No quiero hablar, y prefiero que no me hablen.
Mi existencia ideal sería flotar por la vida como un fantasma con wifi: presente, pero completamente intocable. Un poco raro, ¿verdad? Probablemente.
Eso tiene muchas desventajas en un mundo extrovertido, y en general, es difícil sobrevivir en los negocios con esta peculiaridad. Pero he encontrado una manera de hacerlo. De hecho, soy tan bueno manejándolo que paso más de la mitad del día hablando con personas en distintas llamadas, y tengo cientos de empleados, directa o indirectamente.
¿Cómo? Hay dos enfoques:
- Supervivencia → crear estrategias para trabajar alrededor de mis limitaciones.
- Transformación → hacer un esfuerzo intencional para mejorar.
Hablemos de ambos.
Relacionado: 3 trucos de productividad ocultos que los introvertidos usan para superar en silencio a los extrovertidos
Supervivencia: cómo salir adelante
La mayoría de los consejos dicen que debes “trabajar en tus debilidades”. Pero a veces es más inteligente dejar que la debilidad sea debilidad y buscar la forma de darle la vuelta. Esto es especialmente cierto cuando tienes tiempo, recursos o energía limitados. Estar en modo de supervivencia significa aprender a aprovechar tus verdaderas fortalezas mientras desarrollas sistemas que compensen tus debilidades.
En mi caso, evitar la interacción social excesiva no es evasión; es eficiencia. Cuando me obligo a estar en situaciones que me drenan energía, pierdo la capacidad de sobresalir en otras tres tareas importantes. La clave es crear mecanismos de afrontamiento que conserven tu energía para lo realmente importante.
Encontré una guía invaluable en The Introverted Leader: Building on Your Quiet Strength (El líder introvertido: Aprovecha tu talento más silencioso) de Jennifer B. Kahnweiler, que explica que “la introversión no es una desventaja en los negocios, sino un conjunto de fortalezas. Al apoyarse en ellas y usar estrategias específicas, los introvertidos pueden dirigir empresas eficazmente sin tratar de ser extrovertidos.”
Estas son algunas estrategias de supervivencia que me mantienen funcional:
- Establece expectativas claras: Es más fácil cuando todos con quienes trabajas saben que no eres una persona naturalmente sociable, no interpretan tu falta de socialización como rudeza. Ahora que vivimos en un mundo donde la introversión es común; la mayoría se adapta fácilmente una vez que entiende tu forma de ser.
- Lidera con genuino interés: Si eres callado por naturaleza, la gente puede malinterpretarte como indiferente. Contrarresta eso siendo genuinamente amable y practicando una sinceridad extrema. Cuando las personas saben que te importan, son más receptivas a tus comentarios y menos propensas a malinterpretar tu estilo de comunicación.
- Encuentra tu método de comunicación preferido: Identifica el método que menos te desgaste y úsalo estratégicamente. Mi jerarquía de preferencias es así: Chat > Mensajes de voz > Llamada telefónica > Videollamada > Reunión presencial.
Ejemplo: Hace unos ocho años trabajé con un grupo de diez desarrolladores indios para crear un software. Les dije que no habría llamadas, comuniqué todo lo necesario por escrito y con wireframes. Nunca nos vimos, nunca hablamos, no sé cómo suenan, y aun así el trabajo se hizo. No lo haría ahora, porque he mejorado, pero lo que quiero decir es que la comunicación escrita funcionó incluso para algo tan complejo como el diseño de un software.
- Compensa con tus fortalezas naturales: Como introvertidos, destacamos por escuchar, pensar profundamente y analizar con cuidado. Son cualidades de liderazgo poderosas que suelen dar buenos resultados si se usan bien.
- Trabaja con personas que puedan hacer la parte social: Los negocios necesitan comunicadores, así que es importante tener gente que sobresalga hablando. No es delegar, es formar un equipo inteligente.
- Crea sistemas que “hablen” por ti: Por ejemplo, la documentación. Si tienes suficientes registros, hablarás menos. Suelo crear nuevas páginas en Notion a diario para explicar, documentar y mantener la información accesible. Con un buen registro, repites menos y explicas solo una vez.
Transformación: cómo mejorar
He dominado la fase de supervivencia y he encontrado la forma de que las cosas funcionen sin grandes desventajas. Pero últimamente he estado intentando hacerle frente a mi incomodidad.
El objetivo no es cambiar por completo y volverme extrovertido (eso no es realista ni necesario). Es difícil desaprender algo que ha sido parte de ti desde que naciste pero siempre se puede mejorar.
Según la ciencia, la única forma de mejorar al hablar con la gente es practicando, lo cual, aunque molesto, es cierto.
La exposición interrumpe ese ciclo de “odio esto”. Al enfrentar repetidamente situaciones que detestamos, el cerebro entra en un proceso llamado aprendizaje de extinción: es decir, desvincula “situación = estrés”. Esto significa que con exposición repetida, la respuesta de estrés del cuerpo disminuye gradualmente al darse cuenta de que “oh… esto no está tan mal”.
Así es como me he estado exponiendo a situaciones incómodas:
- Reducir la posibilidad de decir no a las llamadas: Odio las llamadas, pero recientemente le pedí a la mayoría de las personas con las que trabajo que me marcaran cuando tuvieran algo que discutir. Muchos saben que odio las llamadas, así que fue una petición extraña. Pero si quieres dejar de odiar algo, no puedes darte razones para evitarlo. Si te pido que me llames, prometo contestar, y si estoy ocupado, devolver la llamada. Es como un contrato social. Y cuando suena el teléfono, lo contesto sin pensarlo dos veces. Con el tiempo, mi cerebro empezará a entender que la gente no me va a morder por teléfono.
- Practicar contar historias: Soy bueno escribiendo historias, pero pésimo contándolas. Con frecuencia olvido detalles o pierdo el hilo. Para mejorar, he empezado a compartir con otras personas las historias que normalmente escribiría. Poco a poco he notado una mejora en mi capacidad para organizar, recordar y narrar verbalmente.
- Comodidad con las videollamadas: A veces enciendo la cámara al unirme a una reunión virtual. Alguien comentó recientemente: “Kay antes ni siquiera soportaba las llamadas, ¡y ahora pide que todos prendan la cámara!” Todavía no me gusta, pero la única forma de dejar de odiarlo es hacerlo repetidamente.
- Reto de interacción diaria: Estoy planeando un reto de 180 días en el que inicie conversación con una persona desconocida cada día, ya sea de forma presencial o por teléfono. Aún no he empezado; estos compromisos son más fáciles de decir que de hacer, pero estoy trabajando en ello.
- Clases de improvisación: Este es el nivel más alto de incomodidad para mí, pero pienso tomar clases de improvisación para practicar la comunicación espontánea en un entorno estructurado. Si sobrevivo a la improvisación, puedo sobrevivir a cualquier cosa.
También he empezado a ver las conversaciones como sesiones de resolución de problemas más que como intercambios sociales. Si tú tienes algo que necesito y yo tengo algo que tú necesitas, hablaremos. Ese marco mental hace más fácil ser constante.
Conclusión
Todos tenemos debilidades, el primer paso es reconocerlas. A partir de ahí, puedes:
- Desarrollar estrategias para enfrentar tus debilidades = Supervivencia.
- Trabajar activamente para mejorar = Transformación.
En la mayoría de los casos, el enfoque de supervivencia es más eficiente y sostenible. Sin embargo, el crecimiento planificado es necesario para desarrollar las habilidades verdaderamente esenciales para tu éxito. El secreto no está en negar tu naturaleza ni en forzarte a encajar en el molde de otros. Está en optimizar lo que ya eres mientras expandes estratégicamente tus límites. En última instancia, la introversión no es un error que deba corregirse; es una característica que debe optimizarse.
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